domingo, 16 de julio de 2023

Ha muerto Ibañez. El final de una época.


 Con la muerte de Francisco Ibáñez y el incierto futuro de sus personajes principales, los agentes secretos Mortadelo y Filemón, podemos dar finalizada la época del comic español. Nadie va a comprarse tebeos ni los va a tener de referencia cultural en unos años.

Mortadelo y Filemón nacen en 1957 de la mano de un ex botones del Banco Español de Credito publicados por la prestigiosa editorial Bruguera. Los jerifaltes del régimen buscan una cultura barata, de barrio, que llene las tardes de ocio de unos niños sin fondos para comprarse libros. Ibáñez llega a la Bruguera en medio de una huelga de dibujantes. El lugar es un semillero de perdedores republicanos de la Guerra Civil Española que hacen sus viñetas con un ojo puesto en los censores y otro en hacer gags comprensibles para los niños. Está lejos del esplendor de la escuela del cómic franco-belga que se desarrolla en el extranjero, pero parece ser que a los niños españoles les basta.

Ibáñez creará a Sacarino como recuerdo de su pasado como botones o conserje adolescente de una oficina, y de paso nos mostrará lo que es el día a día de una editorial. Pepe Gotera y Otilio parodiarán a la clase obrera y el desarrollismo. Rompetechos es el personaje muy querido de este autor, un hombre miope que no asume que es diferente - porque no siquiera lo sospecha- y se mete en toda clase de líos por esta discapacidad. El propio Ibáñez tenía problemas en la vista.

La Bruguera prima la cantidad de material frente a la calidad del mismo, por lo que va a la quiebra en 1987. Ibáñez pierde los derechos sobre sus personajes insignia, los espías Mortadelo y Filemón, una parodia del mundo del espionaje, aunque parece que actúan mas como policías de paisano. Se ve obligado a dibujar otra tira menos exitosa para ganarse la vida. Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo, sobre unos buscavidas modernillos, para los 80.

En 2000 solo estaban dibujando cómics para niños Jan y él. El suplemento Pequeño País, del diario El País, había salido de la circulación poco años antes. Los dibujantes de El Jueves, un semanario satírico, probaron suerte con el suplemento Super-K pero los niños, abducidos ya por las pantallas, ya no lo compraban. En los videojuegos los niños elegían lo que deseaban leer, a veces sin supervisión de los padres, y participaban de una forma interactiva.

Ibáñez fue invitado a La Risa de Bilbao, un concurso de textos cortos humorísticos donde se encontró conmigo. 

-Gracias por todos estos años en el negocio de los Hermanos Bruguera y en Ediciones B- le dije tendiéndole un tebeo que ya no conservo para que hiciese un boceto.

-Y los que me quedan. No permiten que me jubile.- contestó Ibañez, un poco molesto.

Lo siguiente que supe acerca de él y del cómic español es que había muerto, poniendo final a una cultura del barrio, en torno a lo que sucedía dentro, y nos dejaba huérfanos un poco a todos nosotros.

1 comentario:

  1. Varias generaciones de niños que hicieron sus primeras prácticas de lectura con sus personajes y disfrutando con ellos le deben esos primeros pasos hacia una literatura que ahora llamaríamos "seria". No le han homenajeado lo suficiente ni tuvo el premio Príncipe de Asturias porque somos un país cainita. Con la llegada de la libertad de expresión se metió con los políticos de todo pelaje, con los gerifaltes de las instituciones deportivas, etc... Y aunque sea en forma de humor eso pasa factura, lo que no fue óbice para vender millones de ejemplares... Y no sólo gustó en este país, también se publicó en el extranjero.

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