EL ELEFANTE ENCADENADO.
En una ocasión un niño muy sensible y curioso asistió a una función de circo. En la pista actuaba un elefante levantando troncos y piedras y haciendo trucos de destreza y fortaleza.... Al salir del circo el chico vio al paquidermo atado por una cadena irrisoria y sin hacer amago de escapar.
-¿Por qué no huye?- preguntó a su padre.
-Porque está amaestrado.- comentó el padre antes de decir algo de ir a buscar unos refrescos para calmar la sed.
Un viejo payaso que fumaba en pipa observó la conversación y le dijo al niño:
-Esta es la consecuencia final de drama de ser elefante en este circo. Al principio, cuando era un cachorro, le pusimos esta cadena y el elefantito intentó escapar cada noche de su infancia pero nunca lo conseguía. La cadena era demasiado resistente para sus fuerzas de cachorro de elefante. Ahora podría escapar y huir a bosque pero no lo hace porque recuerda la humillación de tirar de la cadenita y no poder romperla, del sufrimiento... Se ha acostumbrado a la idea de que nunca será libre aún cuando la libertad está a un paso de su trompa.
Moraleja:
Damos por supuestas muchas cosas. Pensamos que no podemos hacer muchas cosas porque una vez lo intentamos y no lo conseguimos, y vino a aconsejarnos el típico pinchaglobos que dijo que nunca lo conseguiríamos. Entonces nos grabamos en la memoria: "No puedo y nunca podré. Está fuera de mis posibilidades".
Probemos otro cuento:
LAS DOS RANAS.
Unas ranas cayeron a una sima profunda - para los batracios-. Sus posibilidades de sobrevivir dependían de sus esfuerzos para salir.
El resto de las ranas decían que no había nada que pudiesen hacer y que se rindieran antes de morir. Las dos ranas lo intentaron, pero una quedó minada por los comentarios desesperanzadores de las demás ranas y se tendió agotada para morir, mientras que la otra solo descansaba para intentarlo con más fuerzas.
La rana salió de la sima.
El resto de las ranas croó:
-¿Cómo has insistido si las demás de aquí arriba te decíamos que era imposible sobrevivir a esa caída?
-Pasa que yo soy sorda y cuando las veía tan agitadas a ustedes, creía que me estaban animando a intentar sobrevivir con todas mis fuerzas. Aquí estoy.
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