En 2024 se estrenó la película EL 47 que muestra como en 1978 los inmigrantes andaluces y extremeños que vivían a las afueras de Barcelona en barrios como Torre Baró, construidos y urbanizados por ellos mismos, se organizaron en movimientos vecinales ante la desidia de las autoridades municipales.
Los vecinos no tenían medios para llegar al centro de la urbe, porque el Ayuntamiento se negaba a poner una línea de autobuses que hiciese el recorrido. En mayo de 1978, el sindicalista y conductor de autobús Manolo Vital secuestro el autobús de la línea 47 que llevaba y lo subió hasta Torre Baró para demostrar a la Compañía de Transportes y al Ayuntamiento que el transporte público si podía recorrer las empinadas cuestas del barrio.
Solo que unas semanas antes tuvo lugar un incidente parecido a manos de los vacinos de la barriada bilbaína de Uretamendi, situada en las laderas del monte Arraiz, a poca distancia de Rekalde, para reclamar una mejosr conexión con la cuidad. En 2025, el urbano cuenta con varias paradas diseminadas entre el barro de Rekalde y Uretamendi.
En una de las protextas a causa de la conexión del barrio de Uretamendi y el colindante de Betolaza hizo una marcha hasta el Consistorio de Bilbao en el que el indiscutible protagonista fue un burro. "Era el burro que repartía los cancarros de leche por las casas", explica Marian Álvaro, una vecina de Uretamendi
En 1955 Bilbao se estaba transformando en el corazón industrial del Estado español. Miles de personas procedentes de las depauperadas Extremadura, Galicia, Castilla-León o Andalucía, llamadas despectivamente maquetos por los bilbaínos, vinieron huyendo de la precariedad o de la represión franquista hacia las fábricas, las minas o el puerto de Bilbao. No había viviendas para alojar a las masas que se bajaban de los autocares de línea o de los trenes de la Estación de Abando con una maleta de madera ( o de cartón, en no pocas ocasiones) y con muchas ilusiones en un futuro mejor
En 1959 había un censo de 26.314 chabolistas en 4.987 chabolas diseminadas por todo el extrarradio de Bilbao, según el urbanista Luís Bilbao Larrondo en el estudio EL POBLADO DIRIGIDO DE OTXARKOAGA: DEL PLAN DE URGENCIA SOCIAL AL PRIMER PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO. Según esta fuenta estas viviendas no tenían licencia municipal ni una capacidad mínima de habitación, y carecían de servicios sanitarios. Proliferaron las epidemias como el tifus. Los ataques de las ratas eran también algo cotidiano. Los roedores se cebaban especialmente con los bebés y los niños.
"A mi cuñada le mordió una rata y todavía tiene la cicatriz" destaca Marian. Esta mujer explica que muchas niñas adolescentes tenían problemas acuciantes para atender a sus necesidades de higiene íntima lo que unidas a la nula educación sexual impartida por las escuelas franquistas era una bomba de relojería. Muchas no sabían lo que era la menstruación hasta que aparecía por primera vez. "Estaba ahí, cerca de donde ahora está la parroquia, cuando me vino por primera vez. !Ay!!Cómo lloraba! No tenía ni idea de lo que estaba pasando".

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