Título: "La última oportunidad"
Escenario: Un gimnasio vacío del Instituto Anna Frank. Tres adolescentes, Silvia, Nourdin, y Lena, están sentados en los bancos laterales. La tensión entre ellos es palpable.
Silvia: (acariciándose las mangas de su sudadera) ¿Cuánto creéis que va a tardar?
Nourdin: (jugueteando con una pelota de baloncesto) No sé, pero este tipo... HIT, o como se llame, va a necesitar más que paciencia para lidiar con nosotros.
Lena: (cruzando las piernas con una sonrisa irónica) Especialmente contigo, ¿no? Apuesto a que ya tienes pensado cómo sabotearlo.
Nourdin: (encogiéndose de hombros) ¿Y tú? Siempre tienes algún plan para destrozar a la gente. ¿Qué se te ha ocurrido esta vez?
Lena: (riendo, fingiendo inocencia) ¿Yo? Nada… por ahora.
Silvia: (interrumpiendo tímidamente) ¿Por qué no intentamos darle una oportunidad?
Lena: (girándose hacia Silvia, sarcástica) Claro, Silvia, porque eso siempre funciona. Vamos a creer en el milagro del “profesor salvador”.
Silvia: (mirándola fijamente) No entiendo por qué siempre tienes que ser tan... cruel.
Lena: (arqueando una ceja) ¿Cruel? Por favor. Esto es realismo.
Nourdin: (riendo por lo bajo) Realismo. Sí, claro. ¿Por eso quemaste el coche del profe?
Silvia: (boquiabierta, alarmada) ¿Qué?
Lena: (con una sonrisa fría) ¿Y qué si lo hice? Ese idiota se lo tenía merecido.
Silvia: (horrorizada) ¿Por qué harías algo así?
Lena: (burlona, pero con una chispa de enojo en los ojos) Porque a veces las cosas se complican, Silvia. ¿No es eso lo que pasa siempre en este basurero de instituto?
Nourdin: (cruzándose de brazos, desafiándola) ¿Complicarse cómo? ¿O es que solo querías llamar la atención?
Lena: (se levanta, mirándolo directamente) ¿Quieres saberlo? ¿De verdad? Vale. Salía con un profesor. ¿Contento?
Silvia: (impactada) ¿Qué? ¿Con quién?
Lena: (ignorándola, mirando a Nourdin) Pero no era suficiente, ¿sabes? No podía competir con su adorable esposa, con su vida perfecta. Así que sí, quemé su coche. Porque al menos eso lo puso a pensar en mí por un maldito segundo.
(Silvia y Nourdin la miran en completo silencio. Por un momento, solo se escucha el eco del gimnasio).
Silvia: (en un susurro) Lena… eso está...
Lena: (interrumpiéndola, con una sonrisa amarga) ¿Qué? ¿Enfermizo? ¿Triste? ¿Patético? Ya lo sé.
Nourdin: (mirándola con una mezcla de curiosidad y desdén) ¿Y ahora qué? ¿Quieres que te felicitemos?
Lena: (encogiéndose de hombros) No. Solo quiero que sepas que no soy tan diferente a ti, Nourdin. Tú destrozas cosas porque puedes. Yo lo hago porque quiero.
Silvia: (mirándola con compasión) Pero eso no te hace sentir mejor, ¿verdad?
Lena: (se queda en silencio, su expresión endureciéndose) No necesito sentirme mejor.
Nourdin: (después de un momento, suspira y se sienta de nuevo) Vaya... y yo pensaba que era el único jodido aquí.
Silvia: (tratando de suavizar el ambiente) Tal vez lo estamos todos. Por eso estamos aquí, ¿no?
(Lena no responde, pero algo en su expresión cambia, como si las palabras de Silvia la hubieran golpeado más de lo que esperaba. En ese momento, HIT, el profesor, entra al gimnasio con su cuaderno).
HIT: (mirándolos) Buenas tardes. Veo que ya estáis calentando.
Nourdin: (murmurando) Si supieras…
(HIT no responde, pero les sonríe antes de dirigirse a la pizarra. La escena termina con un silencio tenso mientras los tres adolescentes se miran, cada uno lidiando con sus propios demonios).
Título: "La última oportunidad"
Escenario: Un gimnasio vacío del Instituto Anna Frank. Silvia, Nourdin, y Lena están sentados en los bancos laterales. HIT, el profesor, entra con un cuaderno en la mano y una mirada serena.
HIT: (deteniéndose frente a ellos) Buenas tardes.
Nourdin: (sin levantar la mirada) Buenas, profe.
Lena: (burlona) Llegas tarde. ¿No es irónico que tú nos des lecciones sobre responsabilidad?
HIT: (calmado, apoyando el cuaderno en la pizarra portátil) Supongo que lo es. Pero aquí no estoy para sermonearos, Lena. Estoy para escuchar.
Silvia: (tímida) ¿Escuchar?
HIT: (asintiendo) Sí, escuchar. Ya sé lo que dicen de vosotros. Que sois conflictivos, problemáticos, imposibles de ayudar. Pero yo quiero escuchar vuestra versión.
Nourdin: (levantando una ceja) ¿Y qué vas a hacer con eso? ¿Escribir un libro de autoayuda?
HIT: (sonriendo levemente) No, aunque sería interesante. Mi única intención es entenderos. Si no me contáis lo que pensáis, ¿cómo voy a saber qué necesitáis?
Lena: (cruzando los brazos, desafiándolo) Lo que necesitamos es que nos dejes en paz.
HIT: (mirándola fijamente) ¿De verdad piensas eso?
Lena: (pausando, incómoda por su mirada) Sí.
HIT: (sin apartar la mirada) Porque si lo piensas, te dejaré en paz. Pero si estás aquí, Lena, es porque hay una parte de ti que quiere algo diferente.
Lena: (con un destello de enojo) No tienes ni idea de lo que quiero.
HIT: Entonces dímelo.
(Lena lo mira desafiante, pero no responde. HIT desvía su atención hacia Nourdin).
HIT: ¿Y tú, Nourdin? ¿Qué piensas?
Nourdin: (encogiéndose de hombros) Pienso que todo esto es una pérdida de tiempo.
HIT: (inclinándose ligeramente hacia él) ¿Entonces por qué estás aquí?
Nourdin: (mirándolo con una mezcla de burla y seriedad) Porque si no vengo, me echan del instituto.
HIT: (asintiendo lentamente) ¿Y eso te preocupa?
Nourdin: (resoplando) No quiero terminar el padre de Andrés.
HIT: (interesado) ¿Qué pasó con el padre de tu amigo?
Nourdin: (después de una pausa) Está en la cárcel. Por cosas estúpidas. Robos, peleas… nada importante. Pero suficiente para arruinar su vida.
HIT: ¿Y tú? ¿Crees que vas por el mismo camino?
Nourdin: (evitándole la mirada) No sé.
HIT: (con suavidad) Creo que sí lo sabes, pero te da miedo admitirlo.
(Nourdin lo mira con el ceño fruncido, pero no dice nada. HIT gira hacia Silvia).
HIT: ¿Y tú, Silvia? Has estado muy callada.
Silvia: (jugando con las mangas de su sudadera) Yo… yo no sé qué decir.
HIT: (con una sonrisa tranquilizadora) Está bien. Tómate tu tiempo.
Silvia: (después de una pausa) Creo que… creo que quiero cambiar.
Lena: (bufando) Qué conmovedor.
HIT: (mirando a Lena) Déjala hablar.
Silvia: (mirando a Lena con tristeza) ¿Por qué te molesta tanto que alguien quiera mejorar?
Lena: (con dureza) Porque es una pérdida de tiempo. Nada cambia.
HIT: (suavemente) ¿Hablas por ella o por ti?
(Lena lo mira, sorprendida por la pregunta, pero no responde. HIT regresa su atención a Silvia).
HIT: ¿Por qué crees que necesitas cambiar?
Silvia: (mirando al suelo) Porque no quiero seguir haciéndome daño.
HIT: (con empatía) Eso es un buen comienzo. ¿Qué te gustaría hacer diferente?
Silvia: (en un susurro) Quiero aprender a aceptarme.
(HIT asiente, sin presionarla más. Regresa al centro del grupo y los mira a los tres).
HIT: Todos tenéis razones para estar aquí, aunque no queráis admitirlo. No voy a prometeros que esto será fácil, ni que cambiará vuestras vidas de la noche a la mañana. Pero puedo prometer que, si estáis dispuestos a intentarlo, yo estaré aquí para ayudaros.
Lena: (con una risa amarga) ¿Y por qué deberíamos confiar en ti?
HIT: (mirándola con seriedad) No tenéis por qué confiar en mí ahora. Pero quizás, con el tiempo, veáis que no estoy aquí para juzgaros ni para controlaros. Estoy aquí porque alguien tiene que estarlo.
(Silencio. Los tres adolescentes lo miran, procesando sus palabras. Finalmente, Nourdin se cruza de brazos y asiente ligeramente).
Nourdin: Vale. Pero no esperes que sea fácil.
HIT: (sonriendo) No lo espero.
Silvia: (mirándolo con timidez) Yo… yo también quiero intentarlo.
Lena: (rodando los ojos) Genial. Ahora somos el club de los casos perdidos.
HIT: (mirándola con paciencia) Lena, no tienes que decidir ahora. Pero si en algún momento quieres hablar, estoy aquí.
(Lena lo mira con frialdad, pero no dice nada. HIT recoge su cuaderno y comienza la clase, mientras el ambiente sigue cargado de tensión, pero con un atisbo de posibilidad).
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