martes, 9 de diciembre de 2025

La lotería de Navidad en España y su historia.


 La historia de los sorteos de lotería es tan antigua como la necesidad humana de encontrar fórmulas ingeniosas para financiar obras públicas, repartir riqueza y, por qué no, alimentar la ilusión colectiva. Sin embargo, su evolución en el territorio que hoy conocemos como Estado español es especialmente rica y singular.

Aunque existen referencias a sorteos similares en la Antigüedad —en Roma, por ejemplo, los emperadores organizaban rifas durante las fiestas saturnales—, la lotería moderna en España tiene su punto de partida en el siglo XVIII. Fue durante el reinado de Carlos III cuando, en 1763, se instauró la llamada “Lotería Primitiva”, una propuesta inspirada en modelos italianos que pretendía obtener fondos para la Hacienda sin recurrir a nuevos impuestos. El sistema se basaba en elegir números —de ahí su parentesco con la actual Primitiva— y tuvo una aceptación inmediata.

Décadas más tarde, otro gran hito transformó el panorama. En 1812, en plena Guerra de la Independencia y con la necesidad urgente de financiar al Estado, surgió la Lotería Moderna, antecedente directo del sorteo tal y como lo conocemos hoy. El objetivo era idéntico: aumentar los ingresos públicos, pero mediante un sistema distinto, basado ya en billetes impresos con números preestablecidos. Curiosamente, el primer sorteo tuvo lugar el 4 de marzo de 1812 en Cádiz, ciudad que actuaba como capital de facto debido al conflicto bélico.

La lotería no tardó en arraigar en el imaginario popular. Con el paso del tiempo, el sorteo de Navidad, que comenzó a celebrarse en 1812 aunque no adoptó oficialmente ese nombre hasta 1892, se convirtió en un auténtico ritual colectivo. En una sociedad muchas veces marcada por las estrecheces económicas, la esperanza de obtener “el Gordo” ofrecía un respiro emocional y un motivo de celebración compartida, incluso para aquellos que nunca ganaban nada.

Dentro de esta tradición, una figura que ha adquirido un aura icónica es la de los niños de San Ildefonso, alumnos del antiguo colegio madrileño fundado en el siglo XVI. Desde 1771 se encargan de cantar los números y premios durante los sorteos, primero de la Lotería Primitiva y posteriormente de la Lotería Moderna. Su intervención, con sus voces infantiles repitiendo secuencias numéricas, se ha convertido en sello de autenticidad y emoción. Con el tiempo, también niñas comenzaron a formar parte del ritual, especialmente a partir de finales del siglo XX, reflejando la evolución social hacia la igualdad.

Pero donde hay ilusión y dinero, inevitablemente aparecen también engaños. Los timos clásicos con décimos de lotería poseen una larga historia en España. Algunos consisten en vender billetes falsificados, cuidadosamente impresos para imitar a los auténticos. Otros se basan en el “timo del tocado”, en el que un estafador afirma poseer un décimo premiado que, por diversas razones (como estar indocumentado o necesitar dinero urgente), vende a un precio muy inferior al valor del supuesto premio. La víctima, movida por la codicia o la empatía, acepta sin comprobar adecuadamente la autenticidad del billete.

Otro engaño recurrente es el de los décimos robados, en el que se ofrecen billetes procedentes de hurtos, sin que el comprador sepa que, en caso de resultar premiados, el pago quedará bloqueado. Con la digitalización también han surgido versiones más modernas del fraude: correos electrónicos que informan falsamente de premios inexistentes o enlaces que imitan páginas oficiales para robar datos bancarios.

A pesar de estos riesgos, la lotería continúa siendo en España un fenómeno profundamente arraigado. Los sorteos, especialmente el de Navidad y el del Niño, siguen generando colas ante administraciones famosas, historias de barrios enteros celebrando premios compartidos y una especie de magia social que se reactiva cada diciembre. La tradición se ha adaptado a los tiempos —con ventas por internet, retransmisiones digitales y nuevas medidas de seguridad—, pero conserva intacto su poder simbólico: la posibilidad, remota pero seductora, de que un número concreto cambie la vida de alguien para siempre.

En definitiva, la historia de la lotería en España es una mezcla de necesidad histórica, ritual colectivo y emoción popular, enriquecida por la tradición de los niños de San Ildefonso y empañada ocasionalmente por los timos que acompañan a todo fenómeno masivo. Un relato que, más que evolucionar, se renueva año tras año en la imaginación de millones de personas.

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