1844. Austen Henry Layard, viajero británico, estaba atravesando Oriente Medio de camino hacia Ceilán. Al llegar a Mosul, los lugareños le comunicaron que bajo unos montículos había objetos maravillosos, de los que interesaban a los europeos. Layard se animó a excavar. Encontró las ruinas del palacio de Ninivé, la capital de Asiria, y los restos de la fabulosa biblioteca de Asurbanipal, el último rey asirio. Ante los ojos asombrados de los lugareños podían verse escenas de batallas, cacerías reales y ceremonias religiosas. Y dentro de las habitaciones, deceas de tablillas de escritura cuneiforma.
Más de 25.000 de estas tablillas se enviaron el Museo Británico. En 1857 se lograron descifrar: estaban escritas en acadio, una antigua lengua semítica. A finales de 1872, George Smith, conservador del Museo Británico, se percató de que uno de los fragmentos de estas tablillas narraban la historia bíblica de Noé. Un hombre justo había salvado a su familia y a todos los animales al embarcar en una gran nave. Envió pájaros para comprobar si las aguas habían bajado; su barco acabó posado en un monte... Smith diría de todas estas coincidencias: "Supe inmediatamente que había descubierto al menos una porción del relato caldeo del Diluvio". !Había encontrado la prueba de la base hisórica de lo que contaba la Biblia! Según un testigo de este momento crucial, "Smith comenzó a saltar y a correr de un lado a otro de la habitación en un estado de gran agitación y, para asombro de los presentes, empezó a quitarse la ropa".
El 3 de diciembre de 1872, George Smith hizo público su hallazgo ante la recién fundada Sociedad de Arqueología Bíblica. Estaban presentes el arzobispo de Canterbury y el primer ministro Gladstone. Quedaron muy conmocionados, pero las excavaciones y las traducciones de los textos cuneiformes no cesaron. Poco a poco los especialistas reconstruyeron la Epopeya de Gilgamesh, el relato escrito mas antiguo del mundo, anterior en 1000 años a La Iliada. Gilgamesh pierde a su amigo Enkidu y recorre un largo camino en busca de la inmortalidad. En su epopeya se encuentra con Unapisthin, el Noé, babilónico, que le centa s salvación en un arca gigante.
El Noé sumerio es Ziusudra.También aparece como tal un tal Atram- Hasis. Manu Vaivasvata es el Noé de los seguidores de Zoroastro con la particularidad de que a él lo salva del Diluvio un pez gigante. En la Metamorfosis de Ovidio, el papel de supervivientes de la gran inundación corresponden a Decaulión y Pirra. También están presente estos mitos en el Nuevo Mundo, en Nueva Guinea, Australia, etc...
Los estudiosos creen que el hallazgo de unas ruinas pre- babilónicos cubiertas de lodo nos habla de un cataclismo espectacular. "La historia del Diluvio forma parte del patrimonio religioso universal", dice el teólogo y biblista Jeal Louis Ska. Las mesopotámicos veían desbordarse los ríos Tigris y Eúfrates. Las aguas anegaban todo lo que era conocido para los habitantes de la región, por lo que creían que el desastre era universal.
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