El padre del actual presidente de China y el del famoso artista y disidente Weiwei fueron torturados y condenados por la Revolución Cultural, de la que se cumplen 50 años. Mantivieron su relación, mientras sus hijos eligieron caminos distintos.
Los padres del presidente Xi Jinping, y del artista y cineasta disidente Ai Weiwei se conocían antes de aquel nefasto año 1966.. Se conocieron en 1940, poco antes de la Larga Marcha y poco después de la lucha contra la invasión japonesa en el estado títere de Manchukuo.
En 1966 Mao Tse Tung quiere acallar las voces críticas con su régimen ,que le acusan -con toda la razón del mndo- de haber convertido una intentona de industrializar el país - el Gran Salto Adelante- en una hambruna. Mao quiere proscribir a la élite intelectual que es más dura con sus decisiones, así que aprovecha que en las escuelas solo hay niños que tienen su régimen cominista como principal y única referencia política. Los convertirá en Guardias Rojos, fanatizados adolescentes en medio de una caza de "elementos burgueses", casi siempre coincidentes con las figuras de autoridad de su entorno. Acriticos por su propia juventud, e incapaces de discernir bien entre tantas consignas y manipulaciones.
Ximping iba camino de convertirse en uno de esos chavales cuando una conjura política hizo caer en desgracia a su padre, una figura política marxista de primera hora. Ximping vagó por las calles de Pekín cuando se encontró con un grupo de Guardia Rojos que le identificaron cmo "elemento burgués" y le presionaron para que confesase sus crímenes contra el Estado. Lo arrestaron pero tuvo suerte y el correccional para elementos adolescentes contrarrevolucionarios estaba lleno. No quedaban plazas.
Siguiendo una consigna se trasladó al campo, donde dormía en una cueva y trabajaba duro en una granja colectiva. Allí hizo sus primeros contactos en el soviet local y al año ya era el secretario de su unidad de trabajadores.
El padre fue autorizado por Mao a hacer reclusión domiciliaria en Pekín. La familia tardó siete largos años en ser autorizada en volver a verle. Ya no distinguia entre sus dos hijos. "¿Eres Xinping o Yuanping?", les preguntaba a cada rato.
Ai Weiwei tenía 9 años cuando su padre, un artista, cayó en desgracia, a pesar que había compuesto himnos para la Larga Marcha. La familia al completo fue trasladada a un campamento de trabajos forzados rural en el desierto del Gobi. La gente, campesinos fanatizados por sus comisarios políticos, le tiraban al señor Qing piedras cuando iba por la calle. "En una ocasión vi a unos niños golpearle mientras trabajaba con una pala. Deseé matarles", dice Ai Dan, escritor y hermano de Weiwei. "Mi hermano era más listo que yo. Yo me adapté.Mi hermano se rebeló cuando terminó todo".
A principios de los 70 el señor Qing recibió permiso para acudir a un oftalmólogo en Pekín, porque había perdido la visión de un ojo. Los hijos recibieron autorización para acompañarle.
Muerto Mao, encarcelada su esposa, Wei wei se matriculó en la Facultad de Cine en 1981. Bajo la batuta de Deng Xiaoping, el Pequeño Timonel, cuyo hijo había sido arrojado por una ventana por un grupo de Guardias Rojos universitarios, de donde salió parapléjico, empezó una nueva etapa aperturista del país.
Weiwei sacó a relucir su rebeldía biográfica con trabajos estéticos donde rompía jarrones y otros símbolos tradicionales chinos y los reconstruía bajo otra forma. Rodó todas sus películas en el extranjero, concretamente en Nueva York. Es icónica su imagen levantando un dedo en un gesto irrespetuoso delante de la Puerta Celestial de la Ciudad Prohíbida.
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