martes, 12 de junio de 2018

YO, CHRISTIANE F., de Uli Edel. (1981)

Soy afortunado porque viví mi niñez y adolescencia en el periodo que abarca los sucesos entre 1977 y 1995. A partir de ahí llegó Internet y las cosas empeoraron.

Los adultos tenían tiempo para educarnos, manejábamos pocos referentes pero eran claros. Christiane Vera Falscherinow no tuvo tanta suerte. A ella le tocó ser adolescente en un mundo más inocente y autoritarista. Hija de una familia desestructurada, con una madre que no le presta atención sencillamente porque para poder hacerlo tendría que vivir de los Servicios Sociales en lugar de poder mantenerla. Con un padre maltratador, que no acepta que sus sueños de status alto no se van a cumplir- esto no sale en la cinta-. Tras haber crecido en un barrio donde está prohíbido sentir como un niño, jugar, muchisimo menos sentir como un adolescente...

El sueño de Christiane a sus 13 años, en 1975, es ir a una discoteca Sound, el antro de moda en Berlín Occidente, donde toca David Bowie, su músico favorito. Allí conoce a Detlef, su primer novio. En sus ansias de encajar, de ser la adulta que desea ser y de ser aceptada, empieza a tomar heroína con su nueva pandilla.

Lo que no sabe es que sus amiguitos (Axel y Atze, de 17 años, y Babsi, de 14) morirán de sobredosis en los próximos meses, que ella tendrá que prostituirse para conseguir las próximas dosis, y no sifrir de esta manera el síndrome de abstinencia, el temido turkey, y que se las inyectarán en los asquerosos váteres de la Estación del Zoo de Berlín.

En 1978 el mundo sabe de Christiane. Está declarando contra un pederasta que se acostaba con menores a cambio de dosis de heroína. Es demasiado madura para la edad que tiene, como comprueban dos periodistas. Así que la ayudan a escribir un libro titulado NOSOTROS, LOS NIÑOS DE LA ESTACIÓN DEL ZOO, que llega a España como YO, CHRISTIANE F. HIJOS DE LA DROGA.

Quizá yo idolatre los 80 como los años de la Movida, en la que no participé, de la discoteca Rockola, y todo eso, pero para muchos adolescentes eso no llego a ser mas que una burla cruel.

La hepatitis C, el SIDA y las sobredosis segaron las vidas de muchos. Después de 40 años de dictadura teníamos libertad y no sabíamos qué hacer con ella. El mundo era tan amplio que nos caíamos por su borde sin enterarnos.

Pasamos en 20 años de un mundo donde se ensalzaban las drogas, la marginalidad, el no aceptar el sistema ni para cambiarlo, a las campañas de prevención, el cine quinqui sobre los perdedores de los nuevos tiempos y el miedo al estigma.

Ahora la heroína que tomaban los amigos de Christiane F. ya no está de moda, se ha puesto de moda conducir bajo los efectos de las drogas de diseño, y los menores están desprotegidos en las redes... Pero al menos los padres controlan lo que hacen fuera de casa. O deberían.

Notas:

Detlef y Christiane sobrevivieron. Detlef está casado, tiene dos hijos y es conductor de autobús.

Christiane se convirtió en una estrella por su libro, lo que le permitió costearse drogas mas "limpias" con los derechos de autora y codearse con las estrellas del rock estadounidenses que hacían apología de las drogas y del estilo de vida marginal en sus canciones. ¿Cómo puedes renegar de aquello que te mantiene integrada y te proporciona una identidad y unos ingresos, aunque sea la que odies precisamente? Christiane tiene actualmente 55 años y la cirrosis y la Hepatitis B la están matando.
 Le han retirado la custodia de su único hijo Philippe. Philippe tiene 18 años y ha sido prevenido contra las drogas por su madre. Es el único destello de luz en una vida de oscuridad.

PARA VER.

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