viernes, 26 de octubre de 2018

La hazaña de Françesc Boix y Antonio García.

Françesc Boix y Antonio García fueron prisioneros de Mathausen. Encargados del servicio fotográfico del campo, lograron salvar miles de imágenes que mostraban el horor nazi. ¿Por qué acabaron enfrentados después de la guerra? ¿De qué se acusaban? Les contamos lo que no es posible ver en la película EL FOTÓGRAFO DE MATHAUSEN.

Hay que ser muy valiente y muy astuto para burlar a los kapos ( prisioneros colaboracionistas que organizan el trabajo) y a los S.S. de un campo de trabajos forzados nazi. Eso, o estar cansado de vivir. Dos prisioneros españoles, Françesc Boix y Antonio García, lo lograron. Escondieron negativos con el resultado de las ejecuciones del campo de concentración de Mathausen y lograron presentarlas como pruebas cruciales en los juicios contra los responsables.

Boix fue destinado al servicio fotográfico de identificación de prisioneros, con la misión de documentar la llegada al campo de los nuevos reos así como sus muertes, ya fueran por extenuación, hipotermia o mueete violenta. Ayudaba mucho que el comandante de Mathausen y el jefe del servicio fotográfico fueran dos sádicos que se recreaban con "cierta pornografía de la muerte" y mejorasen escenas que ya de por sí eran horripilantes. Boix y García tenían que revelar esas fotografías, realizadas por un S.S. llamado Kornack. Mas tarde Kornack fue enviado el frente del Oeste en junio de 1941.

El alemán fue sustituído por el "esteta de la muerte" Ricken. Este estuvo presente en la visita del jerarca Heinrich Himmler al campo y en la fiesta con la que se le agasajó.

Boix y García tenían instrucciones de hacer cinco copias de las fotografías de los prisioneros. La Administración del Sistema de Campos enviaba una a Linz, Viena, Berlín y Oraniemburg, la central desde donde se coordinaba la Solución Final, en manos de Eichmann. Se quería tener constancia de todo lo que sucedía en el Reich y eso significaba documentar también las atrocidades.

El 3 de febrero de 1943 el Sexto Ejército se rinde en Stalingrado, y las órdenes en el sistema de campos cambian. Ninguno de los S.S hablan abiertamente de ello pero ya se sospecha que Alemania puede perder la guerra, y las fotografías de los archivos del Sistema de Campos empieza a ser un lastre peligroso. Había que destruir los negativos.

Boix y García ya  llevaban un tiempo hurtando copias a espaldas de sus jefes de 2.000 negativos y sacándolos a hurtadillas del campo, así como copias reveladas suplementarias de las fotografías macabras. Contaron con la ayuda de un grupo de prisioneros que trabajaban en el exterior en calidad de libertad vigilada, lo que les permitía salir y entrar en Mauthausen sin despertar sospechas. Las fotos eran entregadas a Ana Pointner. La muchacha las escondía en el hueco de una pared de su propia casa.

Hoy se estrena EL FOTÓGRAFO DE MAUTHAUSEN, dirigida por la directora Mar Tarragona. Mario Casas da vida a Françescs Boix.

Boix había sido reportero gráfico para diversas publicaciones durante la Guerra Civil Española y fue uno de los miles de españoles que buscaron un engañoso refugio en Francia contra las represalias franquistas el 1 de abril de 1939. Algunos de estos hombres se alistaron en el ejército francés para frenar a las tropas alemanas, pero la mala organización de los gabachos hicieron que muchas de estas unidades fueran hechas prisioneras. Mauthausen contenía 200.000 prisioneros de diferentes nacionalidades, de los cuales casi la mitad murió.

El historiador Benito Bermejo ha redactado EL FOTÓGRAFO DEL HORROR, donde cuenta la hazaña de Boix y García. Este académico es famoso por desenmascarar los embustes del impostor Enric Marco, que afirmaba haber sido prisionero en el campo de Flossemburg, en 2005.

García afirmó tras la guerra que Boix había sido un kapo colaboracionista que recibía raciones de los guardias a cambio de información sobre las actividades de otros prisioneros. También dice que era un mal fotógrafo.

"Vamos a ver. Boix era un buen fotógrafo, ya que hizo fotos del avance de las tropas del III Ejército Americano en  Alemania. Se conservan. No cuela.", explica Bermejo.

"También sabemos que García tenía los nervios destrozados por la presión de hacer algo que podía costarle la vida de forma sangrienta. Lo dicen los otrosprisioneros supervivientes".

El hijo de Antonio García es más tajante: "No sé si Boix colaboró con los alemanes a cambio de raciones o no. Mi padre tampoco era un héroe. Pero salvaron todas esas imágenes de la destrucción, mandaron a la horca o la clandestinidad a muchos de esos hijos de puta con delirios marciales, lo cual es ya bastante para un par de tipos superados por las circunstancias".

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