1941. Los tripulantes del submarino de clase C VII, U 96, disfrutan de unos días en tierra bebiendo de más y saliendo con cabareteras porque son muy conscientes de que la próxima misión puede matarles. Al día siguiente el U 96 sale de su base en La Rochelle, asalta un convoy de suministros aliado y escapan. Pero antes han visto como los tripulantes del carguero se tiran de buque alcanzado con las ropas en llamas. Los demás barcos del convoy no acuden en ayuda de los heridos por temor a sufrir la misma suerte.
El U 96 se aprovisiona en Vigo donde recibe de la Kriegmarine la orden de poner rumbo al puerto italiano de La Espezia, en Italia. Pero para llegar allí tienen que atravesar el Estrecho de Gibraltar, una trampa mortal para los lobos de acero alemanes, por la cantidad de naves de superficie aliadas que lo patrullan.
Tras hundirse a una profundidad de 296 metros por culpa de una explosión y poder salir a la superficie gracias al esfuerzo de los jefes de máquinas los tripulantes llegan a La Espezia, donde son agasajados por el personal de la base naval. En ese momento llegan unos bombarderos aliados y destruyen el U 96. El jefe de propaganda del NSDAP asignado a la nave corre entre las bombas perforantes en busca del capitán Heinrich Lehman- Willembrock, que encuentra malherido. Tras ver a su embarcación hundirse por última vez, el valiente marino muere.
El contexto histórico:
Si en 1939 a un recluta alemán le hubiesen preguntado en qué rama del Ejército le gustaría servir lo más probable es que hubiese contestado que en la Marina, concretamente como tripulante de submarino. El maquinista naval de un submarino o el marino de la sala de torpedos tenían un aura romántica que era difícil de vencer. Eran vistos como héroes que luchaban a bordo de una embarcación de alta tecnología, vivían peligrosos encuentros con las naves aliadas, recibían atenciones por parte de las chicas y tenían mayor cantidad de tiempo libre que sus colegas, los soldados de infantería.
La realidad era mucho más diferente. El medio centenar de hombres que servían a bordo de un U Boat, desde marineros a especialistas en máquinas navales, torpedistas u operadores de radio), convivían en un espacio atestado de armas, recambios y maquinaria. Las primeras semanas, hasta que entraban en combate, los submarinos iban tan llenos que ni siquiera había espacio para desplegar todas las hamacas y literas, teniendo que dormir los marineros encima de los torpedos. En un submarino de 1941 solamente había una cama para dos hombres, por lo que se turnaban para ocuparla.
Un U Boat olía a una mezcla de hedor a humedad, gasolina, comida, sudor ( los hombres no podían asearse ni cambiarse de ropa durante las travesías), letrina (solamente había dos, aunque la de cubierta apenas se usaba) y una colonia cítrica empalagosa llamada Kolibri que pretendía quitar el olor de salitre de pa piel y disimular los olores corporales. A todo ello hay que añadir la ausencia de luz natural, la ausencia de privacidad, el ruido constante de las máquinas y el axfisiante calor que desprendían los motores, que podía ser de hasta 50 º C.
Para combatir el tedio se organizaban partidas de ajedrez o de cartas, se ponían discos a ciertas horas, y si habían hundido un mercante aliado, se repartía fruta y chocolate, y se permitía beber alcohol.
Las naves de superficie aliadas podían localizar los submarinos nazis y atacarlos con cargas de profundidad. Los lobos de acero se sumergían durante horas angustiosas. Los tripulantes guardaban silencio atentos a lo que señalasen los aparatos de radio de a bordo. Una explosión podía matar de una vez a los 50 técnicos navales. Por eso muchos tripulantes eran internados en psiquiatricos tras padecer una neurosis de guerra llamada "el síndrome de la lata de conservas". Estos hombres sufrían violentos ataques de histeria que ponían en peligro la vida de sus compañeros
Al final la realidad se impuso. Los submarinos alemanes fueron las unidades que sufrieron más bajas de toda la Werhmatch. 3 de cada 4 hombres descansan en el fondo del Atlántico. Se dotaron 900 U Boat en la década de 1930. Para la primavera de 1945 solamente 100 seguían en acto de servicio.
Para ver:
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