Stalingrado - actual Volgogrado- era en 1942 una ciuudad industrial y nudo de comunicaciones ferroviario que se extendía a lo largo de 50 kilómetros a la largo del río Volga. Hitler quería tomarla porque era una parada obligatoria en la marcha de las tropas nazis hacia los pozos petrolíferos del Caúcaso. Para ello dividió sus fuerzas en dos: el Ejército A avanzaría hacia el sur y el B tomaría la ciudad.
Los bombardeos de la Luftwaffe redujeron barrios enteros a escombros. Los grupos de asalto alemanes redujeron el radio de acción del Ejército Rojo a una franja de unos cinco kilómetros. Pero entonces llegó el contrataque ruso, cuando cedieron las posiciones defendidas por tropas italianas, rumanas y húngaras. Los rumanos y los húngaros se llevaban mal por motivos históricos y personales y no ofrecieron una resistencia coordinada ante el avace de los blindados rusos.
Cuando el Sexto Ejército quedó embolsado en noviembre de 1942, Hitler en lugar de hacer lo más sensato, es decir, tratar de abrir una brecha en el cerco y establecer posiciones al oeste de la ciudad, ordenó mantener las que ya había.
Hubo un intento del general Hotch, líder de una unidad acorazada, de abrir el cerco, pero Stalin trasladó 70.000 hombres a unas posiciones en las que amenazaban con embolsar a otras unidades nazis, con lo que se tuvieron que destinar esas tropas en sacrificar a unos rusos que no tuvieron la menor oportunidad frente a los Panzer alemanes. A este engaño se le llamó operación Monasterio.
Cuando cayó el último aeródromo, Pitomnik, el 23 de enero de 1943, y ya no fue posible evacuar a los heridos ni a tropas valiosas, Von Paulus desobedeció la orden de no rendirse y lo hizo junto con los 22 generales del Sexto Ejército supervivientes. Los soldados rasos alemanes tenían la moral baja, sobre todo después de que Hermann Göering, el hombre más gordo del Tercer Reich, incapaz de abastecer al Sexto Ejército de comida y munición desde el aire, les conminase por radio a soportar el hambre. 91.000 dejaron las armas y se rindieron. Muchos murieron camino de Siberia y en los campos de trabajo. Solo 5.000 regresarían a casa.
Sexto Ejército ( nazis):
1.040.000 soldados al empezar. 841.000 bajas
Rusos:
1.143.000 soldados/ as al empezar. 1.100.000 militares muertos.
A los civiles rusos se les obligó a permanecer en la ciudad bajo amenaza de fusilamiento. El hambre y los fusilamientos alemanes acabaron con 40.000.
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