David Van Reybrouck
Taurus, 2019.
En este ensayo se mezcla el estudio de la obra de otros autores como el trabajo de campo. Por sus 750 páginas desfilan cientos de personajes de todos los estratos sociales y profesiones, entre ellos destaca Nkasi, un anciano de 126 años, cuya inverosímil edad corroboran la lucidez de sus recuerdos, imposibles de precisar sin haberlos vivido antes. El autor visitó varias veces el Congo donde entrevistó a señores de la guerra, mujeres violadas y niños soldado.
Se me hace raro que un europeo escriba la historia de un país tan diferente como El Congo...
Sería ideal que mi libro fuese reelaborado dentro de 20 o 30 años por un congoleño. Ya hay primeras generaciones de músicos, de intelectuales y de escritores, así que tarde o temprano habrá una de historiadores. No es normal que un belga escriba sobre la historia de una colonia esquilmada, pero tampoco es normal que se considere que solo los congoleños tienen derecho a hablar de su pasado.
¿Sería hoy Bélgica la misma sin la colonización del Congo por Leololdo II
Habría muchos menos monumentos arquitectónicos porque Leopoldo invertía parte de lo que ganaba con el exprimimiento de su colonia privada en edificios suntuarios. Pensamos que era un asesino codicioso, pero en 1900 Bélgica era un país pequeño y él quería unificarla con un proyecto nacional. Por eso usaba el Congo.
Escrbes que el Congo se descolonizó muy tarde y se independizó demasiado pronto. ¿No es una forma de disimular la responsabilidad de los occidentales en la inestabilidad del país?
El Congo es víctima de lo que yo llamo idealismo impaciente. En 1960 cuando se da la independencia al país solo había 16 universitarios en todo el país. Lumumba dijo con razón que el ejército congoleño tenía que ser africanizado pero esto se hizo de un día para otro, y sin tiempo para asumir los cambios y las nuevas responsabilidades. Mobutu, el dictador depuesto en 1997 por Laurent Kabila dijo que el país debía africanizarse porque la mayoria de las empresas estaban en manos de occidentales, y se hizo en 24 horas. El FMI y el Banco Mundial dijeron que había que privatizar y esto se hizo de un día para otro.
Todos los móviles y los ordenadres portátiles tienen un trocito del Congo en forma de un mineral raro llamado coltán. ¿Es el desorden crónico de este país, si disfuncionalidad, parte del orden mundial?
Sin duda, el desorden del Congo es lo que necesitamos para mantener nuestro orden. Las matanzas, el estado contínuo de guerra en toda la región de África Central, es parte del capitalismo global, que necesita de recursos baratos. Tenemos que cambiar esto. Hay que lograr que el coltán sea un mineral registrado, con un tipo de identificación para saber que es mineral "limpio", no militarizado.
¿Cómo ves el futuro de la región?
No soy optimista a corto plazo. El Congo siempre ha tenido algo que deseaban las potencias del momento. Esclavos, diamantes, uranio, caucho, cobre, coltán... Ahora que el cambio climático está resecando el Sahel es posible que las potencias europeas pongan sus ojos en los recursos hidrológicos, ya sea agua para beber o para obteber energía. De esto se beneficiarán las élites pero no los congoleños de a pie.
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