sábado, 5 de octubre de 2019

El 11 de septiembre de 2001.

11 de septiembre de 2001. 8:46 de la mañana, hora de Nueva York. El vuelo 11 de American Airlines se estrella contra la Torre Norte del World Trade Center. Todo el mundo tiene un televisor en casa y está mirando cuando 16 minutos más tarde el vuelo 175 de United Airlines se estrella contra la Torre Sur. Desde 1941, nadie tenía la osadía de atacar a estadounidenses en su propio país. Y menos de una manera tan creativamente cruel. Es el nuevo "Día de la Infamia".

A las cadenas de informativos estadounidenses empezaron a llegar noticias de que otro avión se había estrellado en Pennsylvania tras un motín de su valiente pasaje. Es el Vuelo 93 de United Airlines. También había rumores de que otro avión se había estrellado en el Capitolio. Resultó ser falso. ¿Qué estaba pasando?¿Quiénes eran estos peligrosos malnacidos? El mundo había cambiado a lo largo de la década de 1990 y ahora los cambios eran visibles para todos los ciudadanos del Primer Mundo.

Los periódicos españoles sacaron, por primera vez una edición extraordinaria vespertina. Se hablaba en estas ediciones especiales de 10.000 muertos civiles y de siete aviones secuestrados. En las posteriores aclaraciones la cantidad de vidas perdidas quedó reducida a 3.014 bajas civiles.

Los occidentales escuchábamos hablar por primera vez de un antiguo asociado de la CIA de nacionalidad saudí llamado Osama Bin Laden.

Bush estaba en un colegio de Primaria leyendo un cuento infantil a unos escolares cuando le dieron la noticia. No reaccionó de inmediato. Terminó de leer el cuento a los niños hasta el final. No se sabe si para mantener la calma de éstos, por estupor, o porque los socios comerciales de sus empresas energéticas eran el clan Bin Laden y no se creía que esto le estuviera ocurriendo a él. Más adelante se dirigiría al pueblo americano desde un búnker de Nebraska durante dos minutos.

El que se hizo cargo de tomar las primeras decisiones y poner a trabajar a las agencias de Inteligencia estadounienses fue el vicepresidente Dick Chenney.

Durante todo el día 11 de septiembre empezaron a desfilar por los platós de televisión expertos en terrorismo y en siniestros aéreos que afirmaban que los pilotos debían ser avezadísimos. Un español, el piloto e instructor de vuelo circunstancial de los terroristas, Iván Chirivella, dijo que de avezados, nada. Muhammad Atta, el cacecilla, no terminó su formación y no destacaban por ser los primeros de su promoción. Aprendieron lo suficiente para no estrellarse contra nada antes de llegar a los blancos. "A veces hacemos Historia sin ser conscientes de ello", resume Chirivella.

El atentado le dió la excusa al Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld para intervenir en los puntos de la ruta terrestre del gas y el petróleo que no estaban bajo su control: Irak y Afganistán. A los norteamericanos les convenía una intervención en Asia Central, y este atentado venía tan oportuno para sus planes de aquel otoño, que parecía orquestado por la Inteligencia estadounidense.

En 2019 Estados Unidos tiene tropas de marines en todos los países islámicos menos en Irán. También se produjeron las revoluciones de la Primavera Árabe, auténticas revoluciones con trasfondo social en los países islámicos, que a veces sustituyeron a los viejos tiranos por un vecío de poder que da nuevas excusas a las naciones desarrolladas para intervenir con sanciones o enviando tropas. Bienvenidos al siglo XXI.

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