sábado, 5 de octubre de 2019

El "Pentagate".

Se suponía que era el lugar más poderoso y protegido del planeta. Pero fue atacado el 11 de septiembre de 2001. Si Nueva York, el centro financiero y social del planeta estaba bajo fuego enemigo, el corazón militar en Washington fue también presa de los fundamentalistas. Un supuesto ataque contra el Pentágono fue la cusa esgrimida por Donald Rumsfeld, el casus belli, para poder tomar represalias en Afganistán.


Cuando las Torres Gemelas se estaban viniendo abajo, llegaron los primeros rumores sobre un ataque contra el Pentágono. Una bomba había estallado en su interior y una de las fachadas del complejo de oficinas podía venirse abajo. Al parecer, el vuelo 77 de American Airlines se habría estrellado en la fachada dañada.

En el Pentágono trabajan 23.000 personas. Hay 9.000 plazas de aparcamiento, 4.900 oficinas, 30 kilómetros de pasillos... Lo que de momento tenía una vertiente social de pronto adquirió una política y militar.

Pero pocos dias después de que se hiciera pública la versión oficial algunos expertos de diferentes campos empezaron a cuestionarla. Publicaron sus conclusiones en Francia, pero pronto estas tesis se expandieron por toda Europa.

"En el Pentágono ha habido dos explosiones... en lo que podría ser un atentado con coche bomba...Fue una explosión, un incendio", explicaba a los medios el coronel Robert Snyder, quien se encontraba en la planta baja del Pentágono cuando etonó la primera bomba. Los informes sobre el vuelo 77, desaparecido del cercano aeropuerto de Dulles al poco de despegar, llegaron a los periodistas tres horas después.

El 7 de marzo de 2002 se dieron a conocer cinco fotogramas tomadas por las cámaras de seguridad del Pentágono. En ellas no se ve avión alguno, sino un objeto fusiforme - en los que algunos expertos en terrorismo vieron la silueta de un misil- que se acerca a ras del suelo. Las cámaras de seguridad de hoteles, carreteras o gasolineras seguían sin ofrecer un avión, lo que encajaba con lo que dijo Snyder, que una bomba había estallado dentro del edificio

Los trabajadores de una gasolinera cercana recibieron la visita de unos militares a las 11 de la mañana, dos horas después de la explosión, que se llevaron las cámaras de seguridad. Los agentes del FBI se encargaron de revisar y confiscar las del cercano Hotel Sheraton. Años después, el Gobierno estadounidense recibió presiones legales para que se desclasificase el contenido de esas cntas del Sheraton.

Los fotogramas de estas cintas muestran una explosión pero jamás un avión estrellándose. Ni siquiera una silueta.

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