Era el mayor de tres hermanos, pero el divorcio de sus padres hicieron que la vida del joven pintor neoexpresionista Basquiat (1960-1988) estuviese marcada por la rebeldía, las drogas, etc... A pesar de que no contó con una formación artística especializada, Basquiat era muy culto. Mezclaba en sus influencias un libro de anatomía que le regalaron sus padres mientras se recuperaba en un hospital del atropello por un automóvil (tenía 6 años), la cultura del graffitti en el metro del SoHo, las obras de De Kooning, así como la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana. En las años 1960, 1970 y 1980 el movimiento Blac Power había aglutinado a los negros norteamericanos, y Basquiat abrazó esas ideas, así como el rechazo de cualquier abuso del poder.
Las máscaras, las calaveras, los héroes negros y la sociedad de consumo son algunos de los temas de las pinturas de Basquiat. Quería elevar la cultura negra ( y eso incluía el arte urbano del graffiti) a la altura de cualquier otra. La música no comercial ( en los 80) también era una influencia en su obra. Por aquella época, el hip hop, una serie de rimas hechas por jóvenes negros de la clase obrera, basados en la cultura de la poesía rimada folklórica africana, estaban haciendo furor en los barrios depauperados de Nueva York.
En DUSTHEADS se distiguen a dos personajes constridos a base de líneas rectas, excepto en las cabezas. Una eleva los brazos encima de la cabeza, mientras que la otra está menos exaltada. Ambos rostros recuerdan a las máscaras africanas.
Basquiat no pintaba solamente acerca de lo que le indignaba, sino cosas que estaban en el entorno de los jóvenes con los que se relacionaba. En 1982, año en que plasmó este cuadro acrílico y pastel al oleo, el PCP, una droga, estaba llevando a la muerte a muchos jóvenes de los barrios trabajadores de Nueva York. Es posible que la pintura muestre el momento en que dos drogadictos están influenciados por el PCP en un momento de extasis a causa de la droga. De ahí quizá que el muñeco de la derecha tenga los ojos abiertos de par en par, las pupilas dilatadas y se le caiga la baba por la comisura de los labios. Cuando un drogadicto se pega un chute de PCP suele tener momentos "divertidos" pero también problemáticos cuando todo ha pasado.
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