lunes, 4 de noviembre de 2019

El matrimonio Arnolfini, de Van Eyck.

1434. Van Eyck, un pintor flamenco (1390-1441) realiza este cuadro sobre una pareja de burgueses de origen italiano establecidos en la ciudad de Brujas. Los Arnolfini procedían de la ciudad toscana de Lucca.

No se sabe cual de los hermanos varones Arnolfini es el que aparece en el cuadro, si Giovani o Michele. Los expertos suelen considerar que el marido retratado en Giovanni, un hombre del círculo de confianza en la corte de Felipe de Borgoña. La esposa es Giovanna Cerino, una esposa que, a pesar de lo que un profano puede interpretar por lo que cree ver en la pintura, jamás fue madre. El señor Arnolfini era un hombre infiel, de tal manera, que unos años después de pintado el cuadro, una amante despechada lo llevaría a los tribunales.

Pero en 1434 el cuadro parece haberse pintado para dar constancia al mundo de que la boda se celebró sin la presencia de un clérigo y que la pareja, con el cuadro como prueba de ello, ya podía comportarse como una pareja legal.

Después de las figuras, Van Eyck pintó los objetos del cuadro, que son un ejemplo del triunfo como comerciante del señor Govanni Arnolfini. Las naranjas son una fruta cara en los Países Bajos a mediados del siglo XV.

El vestido que lleva Giovanna Cerino está abultado en el vientre y hacía furor entre las mujeres flamencas de la alta sociedad. El peinado es de la misma época: las mujeres burguesas del siglo XV se rapaban la frente y se moldeaban el cabello de los laterales de la cabeza en forma de cuernos.

El perro también es un signo de opulencia y fidelidad matrimonial. Es un grifón de Bruselas, descendiente de un largo linaje de terriers flamencos, que los ricos usaban para que cazasen ratas dentro de sus casas.

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