Las juderías de Córdoba, Lucena y Jaén recuperan "las trasas de ken andaron endjuntos" ("las huellas de quienes andaron juntos") en defensa de un riquísimo legado histórico.
La mejor forma de esconder algo es dejarlo a un palmo de nuestros ojos. El legado de los judíos españoles está presente en la literatura, la toponimia,la gastronomía, las tradiciones e incluso el refranero español. No obstante, mientras que las aportaciones de la cultura islámica, tanto en su época califal de Córdoba como en su etapa de reinos decadentes de taifas es evidente para el visitante profano, no podemos decir lo mismo de las huellas de los judíos sefarditas.
Empecemos por Córdoba. Entre las calles Judíos y Averroes, a unos metros de la magnífica sinágoga medieval se encuentra la Casa de Sefarad. Este término era el que los judíos ibéricos utilizaban para nombrar los reinos de España y Portugal. "La presencia de judíos en la Península Ibérica data del siglo I y constituyen uno de nuestros grupos etnoculturales más antiguos", sostiene Sebastián de la Obra, director de la Casa de Sefarad.
Judíos de Marruecos, de Sarajevo, de Esmirna, Amsterdam, Salónica y Bucarest mantuvieron viva despiés de la expulsión de 1492 la llamita del dialecto y la ortografía sefardí. Este dialecto español tan arcaico se había en lugares tan distantes porque los judíos que lo llevaron allí se sentían antes españoles que judíos. Guardaban incluso las llaves de casa que tuvieron que abandonar en manos cristianas y que acaso no existieran ya mas que en sus recuerdos.
El filósofo y médico -acompañó a Saladino en sus campañas por el control de Siria- Maimónides (1135-1204) firmaba sus escritos como El Sefardí, no el Hebreo. La convivencia entre las tres religiones en los reinos españoles estaba apoyada en un inestable equilibrio. Prueba de ello es que Maimónides dejase atrás Córdoba a consecuencia de las tensiones religiosas entre semitas y árabes. y lo encontrásemos a finales del siglo XII como médico personal del sultán de Egipto.
Maimónides fue un pionero de la medicina preventiva que empezó a escribir sobre una serie de recomendaciones que son el ABC de los médicos de cabecera: higiene, vida sana y ejercicio. También simplificó la vida de su comunidad que tenía que obedecer 613 preceptos.
En la España de las tres culturas, los judíos tenían prohíbido montar a caballo o en burro. Estaban obligados a ir a pié a todas partes. Después de una serie de prógromos organizados por los invasores almohades Maimónides tuvo que emigrar. Primero vivió en Marruecos pero, luego, como hemos dicho se trasladó a Egipto, donde fue médico personal de Saladino.
En la Guía de los Perplejos Mamónides redujo la lista de mas de 600 preceptos que regían la vida de los judíos a tan solo 13.
Castilla se ha llevado la mala fama por expulsar a los judíos en 1492, pero es que era imposible para ellos residir en Inglaterra desde el siglo XII. Y los prógromos contra los judíos se sucedieron con regularidad en Francia hasta que Napoleón les concedió la libertad de culto.
En diciembre de 1504, 107 condenados por judaizantes fueron condenados en un auto de fe. Los condenados acudían a la hoguera con un saco bordado con el dibujo de unos llamas y un capirote puntiagudo, que es de donde procede la expresión española "poner el sanbenito" o las capuchas características de la Semana Santa.
Los sambenitos se colgaban en las iglesias para oprobio de las generaciones venideras, ya que el pecado de herejía no afectaba solo al acusado sino a todos sus familiares, incluso los que todavía no habían sido engendrados. De ahí la expresión española "tirar de la manta".
España tiene mas de 300 juderías. Algunas pequeñas como la de Castrillo de Matajudíos (desde 2014, Castrillo Mota de Judíos),un pueblo burgalés de 52 habitantes. Otras tan grandes como las de Barcelona y Toledo. Muchos municipios se han hermanado en la Red de Juderías de España, para defender esta memoria y defender proyectos culturales, turísticos y académicos.
En Córdoba existe una estatua de Maimónides, en la Plaza Tiberíades. Las babuchas y las manos de la estatua de bronce estan bruñidas porque corre la leyenda que quien estreche las manos y se postre a los pies del sabio cordobés será tan sabio como él. Otra leyenda dice que además si se le acaricia la perilla el viajero regresará pronto a Córdoba.
El Castillo del Moral, en Lucena, que comenzó a construirse en 1148, se llama así porque una de las paredes, la torre del Moral, tiene un relieve de una morera. Sabemos que el escultor era hebreo porque si se quitan las hojas talladas del árbol vemos la figura de una menorá, una lámpara de culto judía que representa a las siete tribus de Israel.
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