El 15 de noviembre vuelve LA PESTE; LA MANO DE LA GARDUÑA, la exitosa serie de Movestar+, con una segunda temporada donde hace acto de presencia La Garduña, una de las organizaciones de crimen organizado antecesora de todo lo que vino después en Italia. Estamos en la Sevilla de finales del siglo XVI. Las ratas son sustituídas por el mamífero mustélido que representa las organizaciones que fiscalizaban la prostitución y los asesinatos por encargo en el puerto más poderoso de la Carrera de Indias.
Pablo Molinero vuelve a interpretar a Mateo Núñez, que no ha hecho fortuna en la Patagonia de finales del siglo XVI. Teresa Pinelo y Valeriano Huertas, el pícaro, vuelven a la televisión en esta temporada independiente y autoconclusiva.. Federico Aguado interpretará al Asistente - alcalde- Pontecorvo, un veterano de los Tercios de Flandes enviado por un enfermo Felipe II para que ponga orden en Sevilla; también es nuevo Baeza, protector de las prostitutas, infiltrado en los monipodios que las explotan, como La Garduña. Conrado es el sádico y sanguinario jefe de la sociedad secreta. El asesor histórico de esta segunda temporada es el filólogo y documentalista Pedro Alvarez.
Pueden sorprender cosas como que una prostituta separe una parte importante de sus ganancias para adquirir miel para untarse la vagina e impedir los embarazos. Pero es lo que se venía usando desde el Antiguo Egipto hasta la aparición de las vaínas de cordero, los primeros preservativos a finales del siglo XVII. Las egipcias usaron tampones o pesarios untados en miel como anticonceptivo. En la serie vamos como la prostituta Escalante usa polvo de arroz para disimular las pústulas de la sífilis y bebe azogue, mercurio, como paliativo. Porque en el siglo XVI no había nada que protegiese a hombres y mujeres de las enfermedades venéreas. "En un episodio vemos a la Escalante tomar infusiones de palosanto como metodo menos agresivo. Eso también es histórico", nos explica Pedro Alvarez.
"La prostitutción era un negocio legal y una salida laboral para las muchachas sin medios, atendidas por el Concejo de Sevilla. De todas maneras ser mujer durante los años finales del Renacimiento no era sencillo, y menos si eras prostituta. Las más desafortunadas, que no eran atendidas y protegidas por las autoridades, las daifas esquineras, eran vejadas por todos los hombres que se encontraban a cambio de calderilla. Los monipodios como La Garduña las explotaban y maltrataban", continua Pedro Alvarez.
Pontecorvo, el Asistente y jefe de los corchetes de Sevilla, no existió. El verdadero Asistente era el conde de Puñoenrostro, Francisco Arías de Bobadilla, que ocupó en cargo entre 1597 y 1599. Un tipo severo pero justo. En cuanto a La Garduña, fue un fenómeno muy similar a la Mafia actual; se ha especulado con que los napolitanos basasen lo que acabó siendo, a finales del siglo XIX, la Cosa Nostra en los monipodios sevillanos del siglo XVI. Castilla controlaba en 1597 Nápoles".
Una sorpresa es ver a conquistadores españoles negociar en Tierra del Fuego con los patagones y los indios tehuelches. Los vemos con morrión y coraza en medio de la nieve. Pero también es histórico que los españoles llevasen a cabo operaciones militares allí.
https://www.youtube.com/watch?v=jn7ttJhPXao
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