domingo, 19 de enero de 2020

George Washington y el burro semental de Zamora.





La Historia pone a veces las relaciones internacionales entre dos pueblos aliados en los más curiosos personajes. Pedro Téllez era un labriego zamorano con fama de bebedor empedernido. En el otoño de 1785 su esposa, Manuela Pradina y él recibieron la misión de llevarle al general Washington, héroe de la Revolución Americana, un burro autóctono zamorano, porque quería cruzarlo con sus yeguas. Con el tiempo las mulas resultantes, de la raza llamada mamut, regresarían a Europa como animales de carga para ayudar a los zapadores del Cuerpo Expedicionario estadounidense a ayudar a sus aliados durante le Primera Guerra Mundial.

Pero retrocedamos hasta 1778, en plena lucha contra los casacas rojas. Juan de Miralles, comisionado regio de Carlos III, rey de España, coincidió en la capital federal en la misma época en que el general Washington llegaba con su familia. Entre conversaciones sobre diplomacia, formas de conseguir dinero para pagar a los reclutas del Ejército Continental y táctica militar se fue fraguando una fuerte amistad. Miralles le habló al general Washington de los burros zamoranos, que tenían una gran fama de engendradores de mulos.

Pero en la primavera de 1780 Miralles contrajo una pulmonía tras una revista militar y murió en una propiedad que Washington tenía en Morristown (Nueva Jersey). Vino a sustituírle el empresario y enciclopedista Diego Gardoqui, que asumió el encargo como propio, si bien el Gobieno español ya había autorizado el envío de un único semental.

Téllez embarcó en Bilbao para el puerto de Gloucester (Boston). Tanto el gobernador Cushing, como el mayordomo de Mount Vernon, dieron instrucciones a la escolta militar para que Téllez no pudiera hacer uso de las bebidas espirituosas del Nuevo Mundo, porque la misión del zamorano consistía en hacer entrega del semental en la plantación familiar de Washington en Mount Vernon. Los soldados estadounidenses no tenían forma de comunicarse con Téllez porque no hablaban español y Téllez, por supuesto, no había oído hablar en inglés en su vida. El semental, acostumbrado a los comandos de voz mesetarios pronto tuvo que aprender las tradicionales interjecciones y vocalizaciones anglosajonas ecuestres.

Téllez pasó las fiestas de Pascua con los Washington y presenció en compañía del capataz de esclavos de la plantación de Mount Vernon cómo el burro cubría las primeras yeguas. De vuelta en Europa informo a los militares que había oído a los esclavos del amo Washington de presionar a los españoles desde Missouri hasta Nueva Orleans. El regalo se volvería contra los obsequiosos.

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