Este individuo afirmaba haber descubierto una cura a base de hierbas y cremas para el cáncer, sin aportar prueba científica alguna.
Entre los años 1920 y 1950, Harry Hoxsey - que fue socio del estafador y locutor de radio Norman Baker, dueño del sanatorio Crescent- trató a un total de 8.000 pacientes en 17 clínicas. Formuló un ungüento para aplicar con una pasta rica en antimonio, zinc, sanguinaria, arsénico y azufre, mientras que para lo que sucediera dentro del metabolismo usaba un tónico herbal consistente en trebol rojo, raís de bardana, etc... Complemetaba el tratamiento con laxantes y suplementos vitamínicos y duchas antisépticas. En la dieta de los pacientes estaban prohíbidos el tomate, la sal y el azúcar.
Hoxsey aseguraba que su receta mataba a las células cancérosas, aunque otros oncólogos y desmatólogos lo denunciaron por los efectos caústicos de sus cremas sobre los tejidos y porque sus tónicos no evitaban la metástasis. En 1950 las autoridades federales le obligaron a cerrar todas sus clínicas. Hoxsey murió en 1974. De cáncer. Jamás se le pasó por la cabeza aplicarse uno de sus tratamientos.
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