En una de las expediciones de las flotas de Colón al Caribe (Cuba o a Española) en 1492, el marinero Rodrigo de Jerez y el intérprete Luís de Torres se toparon con indios taínos con un tizón humeante de hojas aromáticas, "que son hierbas secas envueltas en otra hoja, seca también, en forma de cilindro ahusado y encendido por una punta". Los europeos acaban de toparse con el tabaco.
Los dos castellanos probaron a aspirar así el humo aromático y se aficionaron a él, así que trajeron esta costumbra a España.
Rodrigo de Jerez fue sorprendido por un familiar de la Inquisición echando humo por la boca y la nariz y dedujo que estaba poseído por el demonio. Condenado por brujería, Rodrigo se pasó varios años en la cárcel.
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