viernes, 8 de mayo de 2020

Cirilo López, mi vecino, y Abu. Una historia de amor por los animales.

Abu tenía 8 años cuando todo sucedió. Un hijo de mala madre le pegó 15 perdigonazos y lo tiró al cauce de río Arlanza en Burgos. Se supone que la historia de Abu tendría que terminar aquí. El perro se ahoga, y el dueño ya no tiene que responsabilizarse de él. Asunto acabado.

Lo que quizá no sepa a estas alturas es que Abu logró salír del río ensangrentado y avanzó, entre lacerantes dolores, hasta una gasolinera del pueblecito de Bercedo, donde lo recogió el hijo de mi vecino Cirilo López.

Tras cinco operaciones los veterinarios los despiojaron, le quitaron algunos de los perdigones de postas aunque no todos, y anunciaron a Cirilo que el perrito no podría recuperar la movilidad de una de su patas delanteras.

"Al principio lo sacaba a las 6 de la mañana en brazos. Pero mi hijo encontró en Internet una fábrica de Bozeman, Montana, de sillas de ruedas caninas para perros con traumatismos en las patas delanteras,. Hizo el pedido y tardamos 25 días en conseguir la nuestra."

"Era un perrito muy listo y obediente. Al principio tenía que llevarlo en brazos, era un perro  muy dependiente que tenía miedo de los demás perros. Pero nos convertimos la sensación de Basauri, donde viviamos los dos. La gente me paraba y preguntaba por él. Yo les contaba la historias de los perdigones y les decía que gracias al cariño de mi familia y al arnés con ruedas Abu podía jugar hasta una hora en el parque".

En diciembre de 2017 Abu murió de una infección respiratoria causada por la edad. Se le cerró la traquea. Desde aquí conmino a los que tengan perros y gatos a hacerse cargo de la vida de sus mascotas mientras esta dure.

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