Gertrude Bell y la creación de Irak.

Gertrude Bell, arqueóloga y espía británica, creía en construir naciones y trazó con un lápiz las fronteras de Irak pensando en el interés británico. Un gobierno estable que no pudo trazar sobre la arena del desierto.

Durante la Primera Guerra Mundial, Gertrude Bell colaboró con los líderes árabes para que éstos se lavantasen contro sus ya débiles opresores turcos y de esta manera acabar con el Imperio Otomano, enemigo de Gran Bretaña en la contienda. Gertrude prometió como incentivo territorios y autogobierno, pero estas promesas se quedaron en nada cuando los vencedores de la Primera Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña, se repartieron el pastel colonial.

El Gobierno de Gran Bretaña le encargó a Bell que se encerrara con documentos históricos y mapas para crear el estado de Irak en 1920, sin dejar de lado los intereses estratégicos del Imperio Británico. Irak acabó abarcando los terrenos ricos en petróleo del Kurdistán, las tierras de cultivo bañadas por los ríos Tigris y Eúfrates y garantizar la salida al Golfo Pérsico (para no perder la conexión con La India). Para ello reclamó Mosul, de mayoría kurda; la ciudad de Bagdab, de mayoría suní; y al sur, la ciudad de Basora, de mayoría chií. También se ocupó de que los kurdos no fundarán su propio país, para no contrariar los intereses energéticos de Gran Bretaña. Esta ensalada explosiva de étnias acabó convirtiéndo el país en un Estado fallido con consecuencias geopolíticas que aún nos afectan en la actualidad.

Lawrence de Arabia, un espía, militar y arqueólogo que había luchado contra los turcos en Oriente Medio convenció a Gertrude Bell que sería bueno para los árabes un Gobierno propio, sin interferencias europeas. Bell era una imperialista que afirmaba que "los árabes eran unos niños muy viejos", por lo que siempre tendrían que estar tutelados por una nación europea, pero presionó para que se pusiera al frente de Iraq al principe Feisal, un hachemita, que no tenía nada que ver con los territorios de Irak. Estaba más relacionado con el gobierno de Arabia Saudí y de la dinastía Saud, que todavía gobierna en Arabia Saudí.

Feisal independizó Irak en 1932, después de ser entronizado por el Secretario de Colonias británico, un tal Winston Churchill, tras la Conferencia de El Cairo de 1921. El país sufrió varios golpes de Estado, una ofensiva nazi, la irrupción al frente del país del Partido ultranacionalista Baaas en 1968 y la ascensión al poder del dictador Saddam Hussein en 1979. Tras dos guerras para neutralizar su control sobre el petroleo de la región y para que no desestabilizase más la región geopolítica, Saddam fue derrocado en 2003 y ejecutado por el Gobierno de los Estados Unidos, que no pudo controlar el país más que los británico a principios del siglo XX. Irak es un Estado fallido para el que no hay mucha esperanza.