Poli Díaz, el Potro de Vallecas.

"Conozco muchos boxeadores que han ganado  una fortuna pero ninguno que la haya conservado".

PEDRO CARRASCO.

Y si lo que dice el boxeador y actor Pedro Carrasco es cierto para alguien, ese es Poli Díaz. Nació en el barro de Vallecas, un barrio obrero madrileño, en una época en la que las drogas empezaban a hacer mella entre los adolescetes del extrarradio de Madrid. Salvo por los dos años que vivió en Galdákano (Bizkaia) es un madrileño de pura cepa. Él tuvo la suerte de empezar a entrenar como amateur en un gimnasio.

Como boxeador derrotó a 44 oponentes y fue derrotado por puntos por otros tres en su carrera profesional. Jamás fue noqueado. La cima de su carrera fue cuando combatió con el estadounidense Pernell Whitaker y fue derrotado a los puntos tras once asaltos. Fue derrotado porque no pudo entrenar lo suficiente, llegó pasado de peso y tuvo que ayunar para poder bajar a tiempo siete kilos. Whitaker le rompió una costilla y Poli se torció una muñeca al golpearle. Hubo un momento en el último round en el que pudo noquear al norteamericano pero el árbitro los separó.

Luego empezaron las fiestas, la dilapidación de lo ganado durante los combates, y la fama. Tal y como le está pasando ahora a Nacho Vidal, la fama es una droga adictiva y atrae parásitos y formas de ocio poco adecuadas, como las drogas. Poli estuvo dos años entrenando, pero sin combatir, y desenganchándose de las drogas. El último combate profesional fue una victoria contra Luís Cardoso, alias Robocop.

Poli ha trabajado como jardinero y como peón de albañil. También se ha sabido que vivía con su mujer en el descampado de La Rosilla. La Rosilla es un supermercado de las drogas. Cuando la prensa lo encontró allí tuvo que mudarse.

También ha sido procesado por tomarse la justioia con su mano noqueando a un atracador al que pilló in fraganti robando a un jubilado. Otra vez fue condenado por agredir a unos policías mientras estaban llevando a cabo, sin que Poli lo supiera, una operación contra el robo de coches. En una tercera ocasión pasó la noche en el calabozo por golpear a una  mujer en un club nocturno.

Ahora ha cumplido 51 años y sigue vivo, mientras intenta rehacer su vida. Ha rodado dos películas porno con Nacho Vidal, EL POTRO SE DESBOCA (1997) y POLI, EL LAMA Y LA QUE LOS LAME, durante la temporada de fama y despilfarro.

No deseo que lo recordemos como el muñeco roto porque no supo lidiar con la fama, porque si a eso vamos, todos estamos en peligro. Los aduladores son los asesinos en serie más aficaces. Quiero que lo recordemos como el hombre que gano la mayoría de los combates de boxeo en los que se vio envuelto y que ahora está luchando a un nivel más profundo contra sí mismo, y contra la vida misma y sus implacables leyes.