Bonaparte falleció en Santa Elena por un colapso digestivo que se achacó al cáncer de estómago. A principios del siglo XXI un toxicólogo sueco descubrió que presentaba la mayor parte de los síntomas habituales en el envenenamiento por arsénico. El reciente examen de sus cabellos ha confirmado la presencia de esta sustancia. Aunque los crecepelos también contenían arsénico. El papel pintado de su habitación también lo contenía.
Se sospecha del general Montholon, hombre de confianza y compañero de exilio. Bonaparte había requerido sentimentalmente y su esposa y los monarquías de la Restauración le habían ofrecido dinero para que el Corso dejase de ser una amenaza. Montholon era el encargado de todo cuanto se bebía en la villa de Bonaparte.
ALEJANDRO VI. (1503)
El envenenamiento se produjo tras un banquete en el palacio papal. Algunos expertos apuntan a una copa de vino como causa de la muerte, aunque la mayoría se decanta por unos pasteles envenenados. La muerte se produjo por error. Los pasteles envenenados estaban destinados al cardenal Corneto; en la cocina del Vaticano se produjo una confusión de platos que resultó fatal y mató al Papa Alejandro VI al cabo de 13 días de agonía.
Se sospecha de su hijo, César Borgia.
CLAUDIO (54 DESPUÉS DE CRISTO).
Murió tras comer un plato de ornjas, las setas favoritas del emperador. En el plato había algunas amanitas phalloide, la mortal oronja verde. Halot, el catador del emperador romano y complice de la conspiración, probó unas amanitas cesaria, sabrosas e inofensivas, antes de dar las phaloide a su amo.
Se sospecha de su segunda esposa, Agripina, que si eliminaba al marido ponía de camino al trono a su hijo Nerón, fruto de un matrimonio anterior.
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