jueves, 20 de agosto de 2020

Habla el cocinero del dictador Idi Amín. (2012)

 Fue el cocinero favorito del más sanguinario dictador africano, el asesino de masas ugandés Idi Amín. Y, sorprendentemente, salió vivo de aquella experiencia. La receta: cocinar bien y no hacer preguntas incómodas.

A mediados del siglo XX, el militar ugandés Idi Amin, y el campesino keniata Otode Odera, tiene que tomar una decisión importante.

Amin es considerado  como un "Buen tipo" por sus compañeros del regimiento colonial King´s Africa Rifles, aunque "algo corto de neuronas". Sus oficiales blancos le han ordenado encontrar el depósito de armas de unos ladrones de ganado. Amin captura a los cuatreros pero ninguno quiere hablar. Así que los conmina a bajarse los pantalones y a extender el  pene sobre la superficie de una mesa de madera. Pregunta a ocho prisioneros por el depósito de armas. Los ocho primero se niegan a hablar anter de ser emasculados a golpe de machete. El noveno aprecia su falo lo suficiente como para hablar.

Son los tiempos de los levantamientos de los mau mau, del acoso a los granjeros blancos. Amin arrasa las aldeas rebeldes y tira los cadáveres de las ejecuciones a los cocodrilos. Solo que los saurios no pueden comer tanta carne. Un operario de una presa hidroeléctrica de los británicos es contratado para quitar los cadáveres de las turbinas y dejarlos flotar río abajo.

Otonde Odera ha visto  morir en la infancia a sus nueve hermanos mayores. Sus padres no pueden pagar su material escolar, ni siquiera la matrícula, y las tierras de la granja familiar apenas dan para subsistir. Odera comprende que debe abandonar Kenia y trasladarse al país vecino de Uganda, donde hay más dinero trabajando para los británicos.

Odera trabaja como músico y pescador. Va dando tumbos hasta que empieza a trabajar como recadero para el padre Robertson, un clérigo anglicano. Robertson le enseña a cocinar. Odera sabe todo lo que hay que saber sobre la comida ugandesa pero aprende con el cocinero de Robertson alta cocina europea: Sunday roots, pollo Kiev, pudín de Yorkshire, sopa de cebolla, empanada de carne, etc...

Cuando los británicos abandonan Uganda bajo la descolonización, Robertson lo recomienda a un diplomático que no se cree que Uganda puede proporcionar chefs del nivel de Odera. Y un día se encuentra trabajando para el predecesor de Idi Amín, el presidente Milton Obote.

"Obote era vegetariano y muy frugal. En cambio cuando Amin dio su golpe de Estado me encontré con un jefe que comía de todo, especialemente carne. Era musulmán pero su tenía que comer fiambre de cerdo con el Cuerpo Diplomático lo hacía. Un día preparamos un banquete a base de carne de cabra. Destripamos las cabras, las rellenamos de verduras e hierbas, y las cosimos. Los camareros las llevaron a la mesa de banquetes en una especie de palanquín. Volvieron con un  fajo de billetes para mí como cocinero jefe y la noticia de que nos triplicaba el sueldo". Al día siguiente fui al Palacio Presidencial en mi nuevo coche Mercedes".

-En 1972 ya se hablaba de ejecuciones sangrientas en la cárcel de Kampala. ¿Cuál era su posición frente a esto?

-"Creíamos que eran rumores. Se contaba que en la cárcel de Kampala los disidentes luchaban con martillos de herrero a base de golpes en la cabeza. Y que los supervivientes se comían lonchas de las nalgas de los derrotados. Pero yo veía un tipo jovial, que se interesaba por nosotros, que nos regalaba cosas. Supongo que trataba de comprar nuestro cariño y nuestro silencio si lo de su lado oscuro se le iba de las manos. Para tener siempre alguien leal a su lado".

Odera cocinó para Amín en las visitas oficiales en Pakistán, Cuba, Yugoslavia y en las cocinas de la ONU. Pero las pretensiones de un mayor papel en la política africana por parte de Amín, las noticias sobre sus métodos de represión y sus amenazas veladas y chistes que no hacían gracia a otros dictadores lo dejaron sin aliados. Para 1978 las Naciones Unidas lo habían dejado de lado como interlocutor válido, Gran Bretaña estaba empezando a financiar a los opositores y el presidente de Tanzania se preparaba para invadir Uganda y derrocarle.

-"Para 1978 ya sabía que mi estancia junto a Amín llegaba a su final, y no de la mejor forma posible. Había estado presente cuando la Policía detuvo a su segunda esposa Kay y escuché que había traumatizado a sus hijos mostrándole el cadáver descuartizado y con las expremidades cosidas de su madre. Hijos a los que quería la mayor parte del tiempo. Estar con él se había vuelto peligroso.

"En una ocasión diez soldados de su Guardia Personal entraron en la cocina y nos amenazaron con matarnos si uno de sus hijos moría envenenado. El chico había comido demasiado. Tenía un simple empacho. Al día siguiente, ese ciclotímico volvía a ser cordial y se disculpó.

"Pero en 1978 cometí la estupidez de visitar a mis padres en Kenia en un momento en que había disputas entre Amin y Jomo Kenyatta, el presidente de mi país. Alguien le dijo a Amin que yo era un espía de los kenyatas y que mi plan era envenenarlo".

"Me detuvieron y me llevaron a una celda con otros 200 opositores, reales o inaginarios. Cada pocos minutos un guardia leía un nombre, sacaban a rastras a un pobre infeliz, se oían ruidos metálicos y golpes y ya no sabíamos más de él. Me preparé para morir. Pero cuando me llamaron a mí me metieron en un camión del Ejército rumbo al Palacio Presidencial, me reuní con mi mujer y mis hijos, recogí mis cosas bajo la supervisión de un guardia, y me pusieron en la frontera de Kenia. Resulta que mi mujer había suplicado por mi vida a Madina, otra de las esposas de Amin, esta se conmovió y le habló en mi favor. Lo pilló de buenas porque firmó inmediatamente mi indulto. Jamás volví a saber de Amin. Dicen que fue derrocado por los tanzanos y los ingleses, y que fue invitado incómodo de Gadafi, el presidente de Libia, y del rey de Arabia Saudí.

-De hecho murió en Arabia Saudí en 2003. ¿Es cierto que era caníbal?

-Yo controlaba todo lo que entraba en la despensa y nunca nos obligó a cocinar cadáveres humanos. Dicen que los tanzanos encontraron cabezas humanas en la nevera pero ya no estaba allí, al final. Lo de que había probado la carne humana lo decía para infundir temor pero luego decía que era falso.



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