El trailer de esta serie basada en el éxito de ventas de Aramburu.
https://www.youtube.com/watch?v=gJIx8zWOVS0
Este es el cartel promocional de la serie de HBO de la polémica. Por un lado, el izquierdo, muestra a Bittori, la esposa de un empresario amenazado y asesinado a traicion por ETA. Por el otro, su verdugo, el hijo de Miren, la vecina de Bittori. Desnudo y apalizado en una comisaria de la Guardia Civil. Los detractores de esta serie, que aún no está estrenada en España - lo hará Telecinco- dice que lo que el cartel nos dice es que hubo una confrontación armada en la que hubo víctimas por ambos bandos. Y que el dolor de unos y otros es equiparable.
Yo no simpatizo con la gente que mata por cuestiones políticas. Por un lado tenemos a un grupo de personas imbuídos de un nacionalismo excluyente y de un poso maoísta, muy de moda en la década de 1970. Tras una serie de atentados espectaculares contra objetivos como el sucesor de Franco, Carrero Blanco (1973), el atentado de la Cafetería Rolando (1974) y e asesinato del interrogador de la Dirección General de Seguridad franquista , Melitón Manzanas (1968), fueron aupados por intelectuales de dentro y fuera de España. Los etarras eran guerrilleros, a sus ojos, que se atrevían a ejecutar lo que estos intelectuales no se atrevían a expresar en sus artículos y ensayos. Dieron cancha a los malos sin conocerlos.
Así que se pasaron los 1980 y 1990 intentando reproducir sus éxitos del franquismo y la Transición. El paso de una sociedad obrera en desmantelamiento por las reconversiones industriales a una sociedad de trabajadores especializados y profesionales de clase media, una sociedad de servicios, en definitiva: la sustitución del servicio militar de reemplazo por uno permanente y profesionalizado; y el recurso de las fuerzas del orden de la recavación de información en lugar de la fuerza bruta fueron las puntillas que pusieron fin a la banda. Cosas que ellos no podían controlar.
Por el otro lado, tenemos los que tenían que hacerles frente por obligación. Policías que recogían los restos de sus compañeros en un cubo tras las explosiones de los coches bomba y sentían el temor cerval a ser los siguientes muertos. Mandos policiales que sienten que han perdido poder coercitivo tras el regreso de la democracia y utilizan la excusa del terrorismo para seguir utilizando los viejos métodos con el beneplácito de Papá Estado. Solo que algunos de estos personajes cometieron errores y mataron gente que no debían por error, lo que proporcionó un valioso balón de oxígeno a los terroristas. Nuestra causa es justa porque en el otro bando hay auténticos villanos. Nunca ETA fue más poderosa que en la década de 1980.
En 1990 se decide pedir ayuda a otros servicios de Inteligencia como la CIA para que proporcionen asesoramiento técnico (mejores aparatos de escucha) y táctico. Francia deja de ser un santuario seguro después de la entrada de España y Portugal en la Comunidad Europea en 1986. El general Galindo, un torturador alentado por el Gobernador Civil de Guipuzkoa, es desenmascarado junto con sus hombres y encarcelado en 1995.
En 1996 las diversas cúpulas directivas de ETA son desmanteladas, con lo que los dirigentes con preparación política e ideológica son sustituídos por gañanes de gatillo fácil. Ya no es tan fácil atentar porque la respuesta por parte de las fuerzas del orden puede dejar fuera de combatre a la banda durante meses. Empieza la temporada de las treguas, de las reorganizaciones y de los cambios de siglas. Hasta que en 2011 la crisis financiera hace que ya no sea rentable mantener unas estructuras clandestinas que no crean sus propios recursos sino que vampirizan los de los demás, simpatizantes y enemigos. El discurso ideológico tampoco se ha adaptado a las nuevas realidades sociales y políticas. ETA está arruinada. Es su final.
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