C. Schömbein descubre la nitrocelulosa.

 

1896. Al químico alemán C. Schömbein le molestaban profundamente los horarios para poder trabajar en los laboratorios de la universidad de Basilea (Suiza), que cerraban a la hora de almorzar. Por eso no era raro verle proseguir con sus investigaciones en la cocina de su domicilio.

Aquel día un matraz con una mezcla de ácido sulfúrico y nítrico se rompió. La corrosiva mezcla cayó sobre la encimera de la cocina y Schömbein se apresuró a recoger lo derramado con un delantal de cocina. Aún no era consciente de que acababa de mezclar ácido sulfúrico y nétrico con celulosa de algodón, los tres ingredientes de la nitrocelosa, un potente explosivo. Puso a secar el delantal sobre la estufa sin saber el pobre incauto que lo que se mascaba era la tragedia. Al poco tiempo hubo un estallido sin nada de humo. Schömbein acudió a la carrera para comprobar lo que había sucedido. El delantal se había volatilizado.