Este mes se ha celebrado el caso Infancia Libre contra María Sevilla por un comportamiento dudoso y controvertido. En 2010 se separó de su primer marido y en 2012, él se quejó de que ella era muy irregular con los permisos de visita a sus hijos. niño y niña. En 2014 ella denuncia al marido por abusos sexuales - que a día de hoy no sabemos si se cometieron o no- y cuando la Fiscalía archiva el caso por falta de pruebas y la llama a declarar, la señora Sevilla ha levantado el vuelo con su prole.
Los medios de comunicación la encontraron algún tiempo después con una nueva pareja en una finca mde la localidad de Villar de Cañas (Cuenca). Los policías entraron forzando una cerradura, neutralizaron al pit bull de la finca y esgrimieron una orden judicial para llevarse a los dos niños. Aquí hay polémica. Los dos agentes varones aseguran que en las paredes había escritos versículos de la Biblia y que el niño llevaba varios años sin escolarizar, que la hija los olisqueaba y que apenas salían de la habitación. Pero le mujer policía que se hizo cargo, con la colaboración de la madre, de hacer la maleta de los niños, dice que el chaval estaba saludable, que había cosas escritas en las paredes, pero que no puede determinar si se trataba de versículos religiosos o de qué tipo, y que los niños no olisqueaban ni tenían estereotipias extrañas.
Hubo 20 denuncias a madres miembros de la Fundación de Infancia Libre por hacer presuntas denuncias falsas de sus parejas como abusadores sexuales para retirarles la custodia compartida, pero luego no se demostró que, más allá de un tira y afloja por quién se queda con los niños más tiempo, hubiera más. Ni presuntos abusos ni comportamiento tipificable como delito. Las madres no desaparecieron del mapa como María Sevilla sino que acudieron a todas las citas con los jueces.
La Fiscalía pide tres años de cárcel y cinco de exclusión de la patria potestad contra María Sevilla por sustracción de menores. La acusación particular eleva la petición fiscal a cuatro años de encarcelamiento y seis años de perdida de los derechos de patria potestad. La defensa pide el sobreseimiento de la causa, porque no hay legislación al respecto, mas allá de la protección de una madre a sus hijos, que del mismo modo que no se puede demostrar que hubiera abusos tampoco que no los hubiera.
En una entrevista con una psicóloga S., el niño, de 11 años, dijo que "todos los padres son malos porque mienten y pegan a sus hijos" y que "Dios os castigará porque queréis que vea a papá". Un psiquiatra forense dijo que María Sevilla reflejó en el menor sus miedos a perderlo y los temores referentes a una infancia difícil a causa de varias enfermedades, así como su fanatismo religioso. Careada con S. sobre si le había adoctrinado acerca de lo que debía contestar a los psicólogos forenses, María Sevilla dijo:"Dios verá lo que decide".
En todo caso este parece ser un ejemplo más de las relaciones de pareja entendidas como un campo de batalla donde se gana y se pierde. Del mismo modo que puede interesar afianzar los vínculos en un momento dado entre una pareja y tener hijos y propiedades en común, los hijos puede usarse como arma y para el chantaje emocional. Nos quisimos pero ya no nos queremos, y como de esto hay un fruto, los hijos, te voy a hacerlo pagar, te voy a secuestrar la voluntad a través de ellos. Te regurgitaré y te retendré como un yoyó a mi conveniencia. ¿Eso es amor?¿Eso es tan siquiera civilizado?
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