La India era explotada, durante el siglo XIX, por la Compañía de las Indias Orientales, en nombre del Gobierno británico. Esta organización consideraba menores de edad políticos a los nativos hindúes y musulmanes y arramblaba con todo lo que se pudiera exportar a la metrópoli. Los hindúes se cansarían de esta situación y de prescindir de productos de primera necesidad en los bazares por culpa del expolio de los europeos.
En 1828 nace una niña plebeya llamada Makarnika, hija de un comandante militar. Su madre le enseña a leer y escribir y su padre a manejar la espada, disparar un mosquete, nociones de táctica militar y artes marciales. Solía practicar esto con otros príncipes, como Nana Sahib, que sería el alma de la revuelta de los cipayos de 1857.
En 1852 es elevada a la condición de Rani por su boda con el maharajá Gagandhar Rao. Adopta el nombre de Lakshmi Bai a partir de una diosa a la que la muchacha veneraba. El matrimonio tiene un hijo que muere pronto, por lo que la costumbre dicta que se adopte a un familiar para evitar embrollos dimásticos. Gagandhar muere poco tiempo después y Laksmi Bai es nombrada regente, pero los británicos intentan anexionarse el reino por no tener un titular adulto.
Laksmi Bai se había mantenido ajena a las insurrecciones de los cipayos, las tropas nativas, a causa de las balas engrasadas con aceite de vaca - un insulto para los hinduístas- o de cerdo - un insulto para los musulmanes-, pero esta vez decide que la ciudad y la fortaleza de Janshi serán defendido, sea cual fuera el precio. Unas tropas toman el Fuerte Estelar de Janshi, y prometen a la guarnición británica que salvaran la vida si abandonan la ciudad. Los ingleses entregan el arsenal y los archivos pero son masacrtados junto con sus esposas y sus hijos de ambos sexos, mayores de 16 años. Cuando el capitán Hugh Rose pide explicaciones a Laksmi Bai esta dice por carta que se hizo a espaldas suyas. Los británicos ordenan a la Rani y a su hijastro dejar Janshi y abandonar el fuerte. Es cuando ella se une a la revuelta de los cipayos de 1857.
Los casacas rojas se presentan con artillería y abren una brecha por la que penetran en Janshi tras un asedio de dos semanas. Los nativos luchan en cada calle e incluso los criados presentan batalla en las estancias del palacio, pero el asedio está perdido por lo que Laksmi Bai salta desde las murallas con un caballo, y su hajastro Darao agarrado a su cuello. El caballo se mata pero las personas sobreviven y huyen a la fortaleza de Gwalior, donde resiste Nana Sahib.
Gwalior es también tomada y Laksmi Bay huye vestida con un uniforme de soldado de caballería, mal herida. Un casaca roja la reconoce y la mata con una carabina cuando esta descansaba al borde de un camino. Otra versión dice que le pidió a un shadu que incinerase su cuerpo tan pronto como muriera para que sus restos no fueran vejados por los británicos.
La historiografía inglesa contemporánea no se pone de acuerdo con esta mujer. Para muchos libros de Historia Laksmi Bai es una Jezabel hindú, capaz de las mayores atrocidades pero algunos historiadores británicos del siglo XIX afirman que lo único que hizo es defender su ciudad de las tropas invasoras y el estilo de vida de su pueblo de las injerencias de los misioneros cristianos. Todos la evocan luchando a caballo, con un sable en cada mano, y las riendas entre los dientes, al estilo afgano.
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