domingo, 18 de octubre de 2020

Virginia Hall, la espía que desquició a los nazis.


 Organizó sabotajes, ayudó a escapar a muchos soldados y fue una de lasprimeras mujeres espía y la más buscada por la Gestapo. Los alemanes nunca lograron atrapar a esta estadounidense políglota, astuta y valiente que tenía una pierna protésica. Una biografía desvela sus increíbles hazañas.

23 de marzo de 1944. Un bote de goma se desliza hasta la playa de Borg- ar-Fry, en la costa de Bretaña. Dentro reman en silencio dos espías estadounidenses de la OSS ( Oficina de Servicios Estratégicos): un hombre de 62 años, y Virginia Hall, de 38. Va disfrazada de anciana campesina. Para que los alemanes no reparen en ella y noten incongrencias se ha teñido el pelo de gris ceniza, se ha pintado falsas arrugas en los ojos con un delineador y le ha pedido a un dentista que le haga un destrozo leve a su dentadura perfecta. Lleva en una maleta desgastada un aparato de radio.

Tenía la misión de entrenar a grupos de combatientes clandestinos en la Región del Centro para llevar a cabo sabotajes contra los intereses de los invasores alemanes. Para llevar a cabo esta misión el Primer Ministro británico Winston Churchill había ordenado el envío a Francia de más de 3.000 toneladas de minucuines y armas, así como provisiones para los circuitos de la Resistencia Francesa.

Virginia encuentra un alojamiento en la finca de un granjero junto al río Creuse. Desde allí transmite información a Londres y acoge y apoya los sabotajes de otros agentes de la OSS de paso. Un día ve unos furgones con técnicos de radio de la Gestapo. Virginia cree que han descubierto sus señales pero pronto se marchan.

El 5 de junio de 1944, la agente estadounidense escucha los primeros versos de un poema de Paul Verlaine para anunciar a la Resistencia Francesa el comienzo de la invasión, ¿Pero cómo ha llegado, en una época donde los hombres luchan y las mujeres esperan en casa, esta mujer a jugar un papel tan determinante en la lucha clandestina contra los nazis?

Sonia Purnell, la autora de UNA MUJER SIN IMPORTANCIA (Crítica) dice que Virginia Hall era la hija de un acomodado banquero de la costa Este de los Estados Unidos, Se inció como secretaria de la Embajada de los Estados Unidos en Varsovia. Pero la trasladaron a Izmir, en Turquía. Allí asistió a ua cacería donde se disparó por error en un pie, no fue atendida de manera adecuada y tuvieron que amputarle la pierna izquierda cuando la gangrena ya era peligrosa. Tuvo que llevar una prótesis a la que llamaba Cuthbert.

Viajó a Francia donde se integró en el Servicio de Ambulancias. Cuando los alemanes ocuparon París, Virginia huyó a Inglaterra, donde encontró empleo en la Embajada estadounidense de Londres como descifradora de códigos. Un agente de la Oficina de Servicios Especiales (SOE) la reclutó como agente encubierta en la Francia libre de Vichy. Su cobertura sería la de una periodista estadounidense.

Una vez que llegó a Francia Virginia organizó los primeros circuitos de la Resistencia para lanzar sabotajes contra los intereses alemanes. Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo de Lyon lanzó varias redadas para capturarla, pero nunca llegó a torturar a nadie que supiera darle cuentas de su paradero. Es más creía que se trataba de una agente canadiense.

Virginia sobrevivió a esos años de clandestinidad, violencia y peligro por su habilidad para simular su cojera, y su capacidad para disfrazarse de lo que fuera. Finalmente, cuando el peligro fue más del aceptable, Virginia Hall huyó a España cruzando los Pirineos con su pierna de madera a pie, lo que fue una experiencia durísima. Fue detenida por la Guardia Civil española y pasó seis semanas en una cárcel catalana, hasta que la embajada de Gran Bretaña en España la liberó. Fue recibida con honores en Londres en enero de 1943.

Fue reclutada por la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (OSS) y enviada de nuevo a Francia con las mismas obligaciones. Coordinó cuatro grupos de la Resistencia diferentes para que volasen puentes, instalaciones ferroviarias y mataran de un tiro en la nuca a oficiales nazis. No lo sabía, pero preparaba la invasión de los aliados desde su granja en Sary- és- Bois.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial su brillante labor fue recompensada por los Estados Unidos con la Cruz de Servicios Distinguidos, siendo la única mujer en recibir esta condecoración. De Gaulle le envió una Croix de Guerre avec Palmes" y Gran Bretaña la nombró miembro del Imperio británico.

Tras la guerra, Virginia Hall trabajó para la CIA. Murió en Rockville (Maryland) EL 8 de julio de 1982. Tenía 76 años.

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