Este proyecto del director estadounidense no está basado en un guión suyo sino de su difunto padre. Nos habla de la génesis del guión de CIUDADANO KANE (1941), la promera película dirigida por Orson Welles y escrita entre él y otro guionista genial, Herman J. Mankiewicz en los albores de la Primera Guerra Mundial, en la época dorada de Hollywood.
Mank es un guionista incómodo para los grandes estudios a pesar de su genialidad por su ludopatía y sus problemas con el alcohol. Está tumbado en la cama a causa de un percance de conducción mientras le dicta el guión a una secretaria. En realidad Welles y Mank han llegado a un acuerdo por el que el guionista actúa como escritor fantasma y su nombre no aparece en los títulos de crédito.
Mank evoca ante sus visitas que las salas de cine quedaron vacías durante la Gran Depresión y la repulsa ante los trucos del magnate periodístico Hearst, en cuya vida está basado su guión, lo cual ya será bastante familiar para un posible espectador de 2020. La película mas que a la génesis de la película nos lleva a las disputas con el sistema de los grandes estudios, y los conflictos consigo mismo de un hombre autodestructivo incapaz de encajar en un mundo donde destacaría.
Mank recibiría el Oscar al mejor guión original de 1942 por Ciudadano Kane. También es el autor del guión original de LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN RUBIAS y el productor de las primeras películas de los hermanos Marx.
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