Mitos sobre Vlad III de Valaquia, el Drácula de la vida real.

 

Si coges un folleto sobre turismo en Rumanía te sugerirán que visites el castillo de Bran, una fortaleza situada entre la frontera de Valaquia y la de Transilvania. El castillo lo levantó la orden teutona en 1212 y las leyendas dicen que fue el hogar de Drácula. El problema es que Vlad III era un gobernante del siglo XV, y en esa época, excepto los señores de las ciudades estado renacentistas, las cortes eran itinerantes, por lo que Vlad III apenas estuvo allí unos pocos días de camino a otros lugares de sus dominios.

Bram Stoker situó en su novela de 1897 el castillo de Drácula en Transilvania, pero este territorio pertenecía en el siglo XV a Hungría. Aunque el Drácula histórico pasó allí parte de su adolescencia cuando su padre fue derrocado, el siempre se consideró valaco, no señor de un territorio como Transilvania, plagado de colonos sajones.

Las leyendas dicen que pringaba en pan la sangre de los condenados a muerte por empalamiento y se la tomaba, pero solo son habladurías. Solía presenciar ejecuciones, como todos los gobernantes de esa zona europea, y hacía chistes sobre los que iban a perder la vida, pero las cosas no iban más allá.

Los códigos legales medievales eran muy estrictos y totalmente desproporcionados. Podían condenarte a muerte por falsificar moneda, hacer fraude con el peso de los alimentos, jurar en falso, dar falso testimonio, ser un parricida, etc... Empalar era una forma de ejecutar la pena capital muy extendida en Hungría y Valaquia. En el resto de Europa los criminales eran ahorcados, descuartizados vivos, desmembrados en la rueda, ahogados con pesas en los pies o quemados en la hoguera. Vlad no era diferente en este punto del resto de los monarcas europeos, aunque quizá se le fue la mano con las ejecuciones.

Vlad III "Drácula"- el hijo del Dragón- está muerto desde 1476. Ni se levanta de su tumba - que está vacía- ni ataca a los vivos mordiéndoles en el cuello, algo más relacionado con el mito eslavo de los strigoi. Oficialmente se enterró su cuerpo bajo una losa del cementerio de Snagov. Durante unas excavaciones arqueológicas en la década de 1920 se encontró un cuerpo bien conservado pero se descompuso cuando los técnicos de la excavación no lo habían fotografiado.