Hace unas semanas que lo vamos notando: los días son más cortos, las temperaturas son más frías y acabamos de retrasar todos nuestros relojes una hora. Durante la madrugada del 26 al 27 de octubre de 2024, exactamente, a las tres, hemos pasado al horario de invierno. Serán otra vez las 2:00 de la mañana. En las islas Canarias, un huso horario más al oeste, el cambio horario se ha producido a las 2 de la madrugada, que cuenta como la una de la mañana.
El horario de invierno durará hasta la primavera de 2025, en la que se volverán a adelantar los relojes una hora.
El cambio horario no se produce en todos los países, pero los integrantes de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda o Chile, sí han adoptado este hábito. Se hace principalmente para adaptar los gastos energéticos a los horarios de luz diurna.
El primero que propuso esta idea, en los albores de la Revolución Industrial fue el diplomático e inventor estadounidense Benjamín Franklin. A principios del siglo XX el empresario William Willet concibió el horario de verano para que los londinenses pudiesen disfrutar de más horas de luz diurna. Pero fue el Kaiser Guillermo II el que implantó los horarios de verano en toda Europa como forma integral de la economía de guerra para ahorrar combustible. En la actualidad todos los países europeos aplican esta medida salvo Turquía y Rusia.
Estados Unidos también lo hace pero en fechas distintas de las de la Unión Europea. Es América Latina, varios países probaron estas prácticas en el pasado pero pocos las conservan, excepto, como hamos dicho, Chile. En África ha habido intentos, pero no han cuajado. Menos del 40 por ciento de los países del mundo ajustan la hora, aunque 140 lo hicieron en el pasado.
En España Franco aplicó por primera vez la medida del cambio horario en 1940 para sincronizar los horarios productivos con los de sus aliados alemanes, aunque de forma inconsistente hasta 1973, donde se consolidó la práctica debido a la crisis energética.
Si ya ha amanecido cuando nos levantamos pero al final de nuestra jornada laboral está oscuro y las calles no invitan a divertirse y a sociabilizar el horario de verano permanente no es atractivo.
Al menos hasta 2026 el cambio de horario entre verano e invierno se seguirá llevando a cabo en España, tal y como está marcado en el Boletín Oficial del Estado. Será a partir de ese momento que los españoles decidamos abolir o mantener esta práctica, un cambio que será debidamente analizado por una comisión de expertos.
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