El genio del post impresionismo tuvo una vida tan aventurera como el arte que creó. Su legado, sin embargo, ha sido cuestionado por su relación con jóvenes adolescentes de la Polinesia y las consecuencias de su vida sexual. Ahora,una biografía desafía los mitos sobre la vida salvaje de Gauguin.
Sue Prodeaux es la autora de WILD THING: A LIFE DE PAUL GAUGUIN, la más reciente biografía de este pintor de finales del siglo XIX. La clave de todo lo que aconteció más adelante hay que buscarla en sus primeros siete años de vida. Gauguin se crió en Perú, en un caserón familiar con candelabros de plata y un jardín donde acechaban las serpientes y desde el que podía escucharse el rugido de desafía de algún jaguar, rodeado de volcanes activos cubiertos de nieve.
Clovis Gauguin era un periodista antimonárquico que se sintió amenazado tras el golpe de estado de Napoleón III, así que trasladó a toda su familia a Sudamérica. Pero murió durante el vieja por lo que a Lima solo llegaron su viuda, Aline Marie Chazal, hija de la feminista Flora Tristán, y dos niños. A los 17 años, Paul Gauguin es enviado a Francia para que los clérigos lo educaran en un seminario católico. Allí no tardó en mostrar su desadaptación al clima y las normas imperantes. También sufrió acoso por parte de los otros alumnos del que se defendía gritando:"Soy un salvaje del Perú".
Todas las mañanas su tutor de hacía recitar el catecismo escolar que decía:¿De dónde venimos?¿Qué somos?¿Adónde vamos?, que curiosamente coincida con uno de sus cuadors más famosos pintados en la Polinesia.
Su madre lo enroló después en la Marina Mercante con la que Gauguin viajó por todo el mundo. Pero en 1870 estalla la guerra francoprusiana y su barco se convierte en un transporte de prisioneros de guerra. Gauguin salta del barco en Toulón y se instala en París. Su madre ha muerto y el hogar familiar esta destruído.
Un amante de su madre le recomienda para un puesto en la Bolsa de París, pero allí sigue siendo un extranjero, a pesar de que se hace famoso por alquilar taxis y mantenerlos con el motor encendido hasta que termina su jornada laboral. Se casa con una danesa y colecciona cuadros impresionistas que copia y expone en sus ratos libres. Su esposa le deja cuando la Bolsa cae en 1882 y se lleva a los cinco hijos y la colección de cuadros impresionistas de Gauguin.
Gauguin se traslada a Bretaña donde abandona los trazos impresionistas para jugar con el color y las perspectivas inusuales. Acepta un trabajo en la Compañía del Canal de Panamá pera esta quiebra al cabo de quince días, cuando Gauguin no ha puesto todavía el pie en Centroamérica. Pinta algunos cuadros en la Martinica, que le recuerda un poco a Perú, pero la disentería lo obliga a volver a Francia con dinero prestado.
Van Gogh ve los cuadros de Gauguin pintados en Martinica y se obsesiona con pintar con él. Theo Van Gogh le ofrece 150 francos para que se instale en Arlés con su hermano Vincent. Ambos genios pintan durante nueve semanas pero la relación se deteriora y se interrumpe cuando Van Gogh se corta el lóbulo de la oreja.
Van Gogh intentará restaurar la relación pero será algo a lo que Gauguin se negará hasta la muerte del primero. Ya en la Polinesia pintaría unas semillas de girasol traídas expresamente de Francia en memoria de Vincent.
En 1891 Gauguin se traslada a la Polinesia donde descubre los horrores del colonialismo. La administración civil y militar francesas explotaba a los nativos mientras los misioneros católicos les privaban de su cultura. Funda un periódico para denunciar estas injusticias por lo que las relaciones con la autoridad siempre fueron malas.
"Se ha dicho que Gauguin se acostaba con adolescentes nativas a las que pegaba la sífilis. Pero la edad de consentimiento legal de estas chicas en las colonias en 1892 era de doce años. En Estados Unidos variaba entre los 10 y los 13, excepto en Delaware, que era de 7; En Rusia una chica podía casarse a partir de los 10; se trataba del contexto y de la época", dice la biógrafa.
Gauguin no pagó a ninguna chica para que consintiera en ser su amante. La más conocida de sus tres relaciones serias, Tehamaha, volvió a casa para decidir si quería continuar con su muevo marido. Gauguin no la obligó a nada. Tehamaha siempre fue libre de dar por terminada la relación, o de aceptar otros amantes. Cuando Gauguin regresó a París por unas semanas para exponer sus cuadros, ella se volvió a casar pero regresó con el pintor por dos semanas en recuerdo de los viejos tiempos.
Gauguin murió en 1903 y no de sífilis, como los maliciosos han legado a publicar. En 2000 el alcalde de Hiva´Oa restauró la cabaña de Gauguin y encontró 4 dientes que resultaron ser suyos. El Museo Field de Chicago buscó trazas de cadmio, mercurio y arsénico, el tratamiento estándar para la sífilis en 1900 y no encontró nada, por lo que es improbable que la sífilis u otra venérea hubiesen matado a Gauguin.
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