jueves, 26 de diciembre de 2024

Los corsarios.

 Las actividades corsarias podrían definirse como el ataque por parte de flotas paralelas de embarcaciones o ciudades costeras al servicio y bajo la protección de un país. Las tripulaciones corsarias fletaban por su cuenta los barcos, corrían los riesgos y recibían una parte de los botines. Eran tripulaciones mercenarias que recibían "patentes de corso" que autorizaban el pillaje, con o sin declaración de guerra previa, para causar el mayor daño posible en naves y rivales económicos de su patrocinador.

Estas acciones responden a la llamada Razón de Estado, justificación política y filosófica teorizada en el siglo XVI por el florentino Nicolás de Maquiavelo en su obra EL PRÍNCIPE -"No es duradero el poder que no se sustenta en la propia fuerza"-. En esa obra se justificaba el asesinato político, el juego sucio entre naciones o la mentira como medio para la adquisición, el incremento o la conservación del poder; es decir los medios no se legitimaban más o menos con los requisitos morales o éticos, sino por su mayor o menor capacidad en el logro de aquellos fines. Las potencias europeas se sentían excluidas del reparto de riquezas, reales o presuntas, de las colonias americanas que los conquistadores españoles enviaban al puerto de Sevilla, y echaron mano a la llamada Leyenda Negra, para desacreditar al Imperio Español, cuando muchas ellas gestionaron peor sus colonias durante la Edad Moderna, o incurrieron en faltas peores que las atribuidas a la Administración Española.

Una de las primeras acciones corsarias fue llevada a cabo por el francés Jean Fleury en 1521, quien, por su propia cuanta y riesgo u a espaldas del rey de Francia, pudo interceptar en el golfo de San Vicente una flota de carabelas cargadas con 60.000 lingotes de oro y enseres procedentes del tesoro del cacicque mexica Moctezuma II. En 1527 Jean Fleury sería capturado por el capitán vasco Martín Pérez de Irizar y ahorcado en Cádiz.

Hawkings era un contrabandista que empleaba todo tipo de subterfugios y mentiras para vender a los colonos españoles del Caribe esclavos negros, productos textiles o bebidas alcohólicas que arriesgarse a entrar en combate con los galeones que protegían las flotas de Indias. 

 Hawkings realizó tres viajes al Nuevo Mundo, cada vez con más barcos y hombres por si era necesario desembarcar. Los viajes se iniciaban con un viaje a las islas Canarias, donde contaba con los contactos y la amistas del comerciante español Pedro de Ponte. Después se dirigía a Cabo Verde y Guinea donde compraba a los portugueses un cargamento de esclavos o directamente los robaba de sus factorías para venderlos a los colonos españoles. En las Antillas viajaba de un enclave a otro amenazando con la destrucción de propiedades a las autoridades si no le permitían comerciar libremente con sus productos.

Isabel I nombró sir a Hawkings y sus inversores recibieron unos jugosos dividendos. Pero durante su tercer viaje, Hawkings perdió la noción de lo que podía hacer o no, y decidió asaltar una flota de galeones de la plata que zarpaban del puerto de Veracruz, en México. Los barcos de guerra hundieron tres barcos de la flota de Hawkings, entre ellos el Jesús de Lübeck, en el que iba embarcado. Fue un viaje ruinoso en que se perdieron casi todas las ganancias.

Francis Drake carecía del donde gentes y la capacidad de negociar de Hawkings a quien acompañó en dos expediciones. Lo de Drake era el saqueo de ciudades, monasterios e iglesias. El incendio y la tortura eran dos de sus herramientas de persuasión, si no las principales. Solo en una catastrófica ocasión atacó flotas de Indias porque ya navegaban en convoyes escoltadas por galeones militares. El botín aportado por Drake a las arcas isabelinas se cifra entre 300.000 y 1.500.000 ducados. Estos ducados fueron una de las bases del Banco de Inglaterra y de la situación de potencia económica que Gran Bretaña ha jugado hasta nuestros días.

Drake, lugarteniente de Hawkings, tuvo la idea de hacerse con la carga de la flota de Indias que a causa de la mala mar se había refugiado en San Juan de Puerto Rico. Los corsarios contaban con una flota de 27 navíos y 2.5000 hombres, pero las baterías de cañones de tierra frustraron todos los intentos de hacer un desembarco por parte de los británicos y hundieron buena parte de su flota, entre ellos el buque Jesús de Lübeck.

Drake remontó el río Chagres y alcanzó Panamá con la pretensión de convertirla en la primera colonia inglesa en el Nuevo Mundo. Pero le resistencia por parte de los españoles fue fuerte porque a las autoridades les habían llegado avisos desde Puerto Rico. El almirate al mando de las operaciones contra Drake era el asturiano Sancho Pardo Donlebún. Drake quiso resarcirse con un ataque contra Portobelo pero las malas condiciones de abastecimiento de sus hombres desencadenaron una epidemia de disentería a la que sucumbiría el propio Drake.


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