Aquí viene el tío Jose Felix de nuevo para destripar otra película de éxito. En este caso se trata de Bandas de Nueva York, una película sobre el hampa neoyorquino del siglo XIX. La película cuenta los intentos de un joven inmigrante irlandés (Leonardo Di Caprio) por acabar con el asesino de su padre, Bill el Carnicero (Daniel Day Lewis), un histriónico psicópata que sólo comparte con sus colegas un odio contra los católicos, sobre todo irlandeses, puro y sin refinar.
Bueno; otra peli sobre los marginados de la Revolución Industrial, dirán los visitantes de este blog, si es que hay alguno. Sí, pero no.
Es cierto que en el norte todo el odio que los blancos de clase baja estaba diluido ante las nuevas oleadas de inmigrantes que llegaban en masa. Por todos los Estados Unidos se quemaron iglesias católicas, del mismo modo que se marginaba a los antiguos esclavos negros - los negros libres- y se organizaban incursiones en territorio indio.
El pueblo norteamericano siempre ha tenido cierto resentimiento hacia todo lo europeo. Quizá porque los últimos recuerdos del continente desde el que escribo fueron amargos. También tuvo que ver la inteterada aversión de los norteamericanos hacia los valores obreros. No sabemos si queremos trabajar o no, pero detestamos que nos vean haciéndolo. Sobre eso hay docenas de novelas.
Five Points, el barrio marginal de Nueva York, era un barrio obrero masacrado por la aversión de las clases burguesas hacia los trabajadores y en plena efervescencia política. Las bandas como los Chicos de Bowery o los Conejos Muertos, cuyo líder está magistralmente interpretado de Liam Neeson, eran organizaciones católicas con un amplio trasfondo político y social. Colocaban a sus candidatos - o eso intentaban - en la Administración municipal porque era la única manera de hacerse oir en un país y en una época donde el sindicalismo y los Trade Unions no habían calado.
Bill el Carnicero, por el contrario, es un Nativista, un criminal que está lleno de ira gratuita y vive en los Estados de la Unión. Si fuera confederado volcaría su ira contra los negros libertos - en caso de que los hubiera en su condado - ante la imposibilidad de poder poseer un esclavo. Es la clase de gente que fundó el Klu Klux Klan.
Five Ponts, por otra parte, no era un lugar más violento que Whitechapel en el East End londinense - prostitución a mansalva de mujeres y adolescentes tipo Oliver Twist; embriaguez pública- pero nada que no se pudiera controlar por la policía o gestionar desde dentro del barrio, aunque fuera con los precarios medios de sus habitantes.
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