sábado, 9 de octubre de 2010

Lumholtz, un explorador desconocido en Sierra Madre.


"Compartiendo sus gozos y sus penas,penetrando en sus pensamientos y aprendiendo a comprender su ciencia tradicional y simbolismos, me sentí transportado a millares de años atrás, a las primeras etapas de la historia humana. Tribus primitivas como lo son, me han enseñado una nueva filosofía de la vida, pues su ignorancia está más cerca de la verdad que nuestras preocupaciones".




Carl Lumholtz; El México desconocido.




Este explorador de principios del siglo XX destaca por dos cosas. En primer lugar porque fue el primer antropólogo que usó material de sonido para grabar los cánticos de los indios tarahumara y huichol. En segundo lugar, es el primer etnógrafo que no considera nuestra civilización y nuestra relación con el entorno como el único desenlace deseable e inevitable para cualquier cultura.


Lumholtz nació en 1851 en Noruega, cerca de Lillehammer. Desde joven da muestra de ser un muchacho observador que se prueba a sí mismo con interminables caminatas por los bosques, en busca de los mensajes de la naturaleza, Su padre, un militar, desea que el muchacho sea pastor protestante y lo manda a una escuela de teología. Pero allí, el espíritu del chico, ahogado en jornadas de 16 horas de estudio y oración diarias, se diluye.


A los 29 años, Lumholtz se embarca para los bosques húmedos de Queensland, armado con un revólver y un permiso de la Universidad de Oslo. Se dedica a cazar animales marsupiales para los museos europeos, entre ellos, un canguro arborícola. Un animel totalmente desconocido para la época.


En 1892, Lumholtz hace el viaje que nos ocupa. No cuenta con el carácter suspicaz y esquivo de los indios tarahumara. Harto de que los nativos huyan en cuanto le ven acercarse con su recua de mulas, sus colaboradores, sus arrieros mexicanos y sus cocineros, decide reducir el equipo a lo mínimo: una mula, una libreta, una máquina de fotos, y su persona. Aún así, tiene problemas para que los tarahumara le permitan fotografiarles.


Lumholtz conseguirá muchos objetos para los museos norteamericanos, desde cerámica de Casas Grandes hasta ídolos de los indios huichol. Recorrerá, haciendo frente a grandes dificultades, 1400 kilómetros de quebradas y valles. Hace tres expediciones entre 1890 y 1897. Si simpatizan con la lucha de los zapatistas, pueden leer El México desconocido, un alegato a favor de los derechos de los indígenas.




"Es la misma vieja historia de siempre, en América, en África, en Asia y en todas partes. El nativo de mente simple es víctima del blanco progresista que, por las buenas o por las malas, lo despoja de sus tierras. (...) Su asimilación puede beneficiar a México, pero también podría uno preguntarse: ¿Es justo?¿Debe el débil ser aplastado primero, antes de que pueda ser asimilado por la nueva condición de las cosas?"




Carl Lunholtz, etnógrafo y explorador. (1851-1922).

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