domingo, 5 de junio de 2011

Tras las huellas del rey David.



Leí en una especie de tiras cómicas didácticas que los hebreos le pidieron al profeta Samuel que les proporcionara un rey. Hasta ahora la estructura de gobierno del pueblo judío había sido tribal, pero querían pasar de nivel, por lo que suponían que un gobernante los harían más competitivos frente a otros pueblos.




Samuel unge a Saul. Se supone que los profetas tenían contacto directo con Dios, por lo que sus gestiones políticas y de arbitraje eran imprescindibles, pero Saul decidió gobernar sin Samuel. El sacerdote, a espaldas del nuevo monarca, ungió a un heredero de clase baja, que suponía podría manipular a su antojo.




David era el hijo menor de un pastor llamado Jesé. Tocaba bien la lira, lo que le abría las puertas como músico en la corte de Saúl. También podría convertirse en un buen guerrero, ya que Jesé le había comunicado al viejo que David había matado a un león antes de cumplir los 10 años.




Durante su infancia y adolescencia David toca para el rey y se casa con su hija tras matar al gigante Goliat.




"Sobre lo de que Goliat fuera gigante tenemos nuestras dudas, ya que el Libro de los Reyes sólo nos dice que procede de una ciudad gigante", nos explica un historiador judío.




Los problemas comienzan cuando Saúl empieza a recelar de la popularidad de su yerno. David y su lugarteniente Joab tienen que hacer vida de fugitivos y soportar los cambios de humor de un Saúl inestable, que tan pronto quiere reconciliarse, como pretende matar al joven pastor.




Tras la muerte del rey anterior en la batalla de Gilboé, Saúl es coronado rey. Tiene tiempo de tener varias amantes, de componer los Salmos, de fundar el Primer Templo de Salomón, de instalar la capital de su reino en una aldea jebusea que se convertirá en la futura Jerusalém y de matar con sus propias manos al levantisco Absalón, uno de sus hijos, tras una rebelión.
Pero, ¿es todo eso cierto? Hablamos con Finkelstein, el niño malo de la arqueología bíblica:






Señor Finkelstein; ¿Cómo es posible que una colección de campesinos convirtieran en dos generaciones un reino de pastores en un reino que trataba a los fenicios de Tiro, en tiempos de Salomón?





Sencillamente no lo hicieron. Las grandes batallas del Libro de los Reyes no pasaron de simples peleas campales. Es hasta posible que ni David ni Salomón existieran.

No fastidie.





Como lo oyes. No hay pruebas arqueológicas. No hay edificios, no hay monedas, no hay enterramientos del siglo X a de C. El libro de los Reyes es un bomito cuento de ficción. No obstante, si prescindes de él, pierde fuerza el Antiguo Testamento.





No obstante, en Kirkas en Nahat, al sur del país se han encontrado unas minas. Y en el valle de Elah, donde David le rompió la crisma a Goliat han aparecido los restos de una ciudad fortificada, ¿sabe?





Lo más probable es que se tratara de una ciudad asiria. Cuando los judíos hablan del rey Salomón todas sus referencias son las de los pueblos a los que deben vasallaje. Estas historias sobre el rey David fueron escritas en esa época.

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