domingo, 9 de febrero de 2014

Asesinato de Enrique IV, primer rey Borbón.

El reinado de Enrique IV duró de 1589 a 1610. Son duras las luchas entre los católicos y los calvinistas hugonotes. Es difícil ser rey de todos los franceses, sin tomar partido por nadie, y vivir para contarlo. Enrique IV salía a una media de un atentado por año. Como le dijo a una de sus favoritas:"Amiga mía, presiento que este juego se acaba". Pocas semanas después, un monje fanático, François Ravailac, lo mataba en su carruaje.
Durante el reinado de Enrque IV  los hugonotes calvinistas y la Liga Católica se peleabn a degüello entre ellos. Los estados renacentistas son estados policiales. Sus gobernantes creen sinceramente que si permiten cualquier tipo de disidencia se les vendrá el mundo encima. No es el caso de Enrique IV que tan pronto reza misas en latín por el Papa, que defiende a los calvinistas. Se sabe sentado en un polvorín y no puede permitir que nadie se le acerque demasiado con una mecha.
Su antecesor Enrique III había muerto a manos de un clérigo dominico llamado Jacques Clément mediante una puñalada en el vientre. Enrique IV también era protestante pero aceptó el trono. Los intentos de atentado por parte de la Liga Católica empezaron de inmediato. Un ballestero falló. Una envenedadora pretendió impregnar con un líquido venenoso el lecho del rey.
Como Príncipe había estado a punto de morir en la Matanza de San Bartolomé de 1572, orquestada por el duque de Guisa y María de Médicis, ambos católicos. La excusa fue el asesinato a manos protestantes del almirante Gaspard de Coligny.
Enrique estaba cruzando el Pont Neuf cuando un loco, uno de los muchos tontos útiles de la época, lo agarró de la capa y lo arrojó del caballo. El fanático, Jacques de Isles, fue encerrado en la Bastilla.
En 1594, un nuevo atentado. Jean Châtel intenta apuñalar a Enrique IV en casa de una de sus amantes, Gabrielle de Streés. Un sacerdote católico había bendecido la daga con la que Châtel partió el labio y rompió un diente del rey de Francia.
Fraçois Ravaillac nació en Angulema en 1578. Era monje bernardino y decía que tenía vIsiones de Cristo. Acudió a París para aconsejar al rey que se volviera contra los "herejes". Los mosqueteros le expulsaron de los jardines del Palacio del Louvre por fanático. Robó un cuchillo en un hospicio en el que los pobres recibían la sopa boba y trazó su plan de matar al rey.
Ravaillac interceptó el carruaje real en la Ferronnerie y se subió al estribo. Dos puñaladas, la segunda el plena vena cava, mortal, con un pulmón perforado. Ravaillac se dejó prender por el señor De Courson y fue ejecutado, descuartizado por unos caballos prestados y ante una muchedumbre entusiasta. No se sabe si actuó por iniciativa propia y fue la mano ejecutora de un complot. El mismo dijo al verdugo: "Se burlaron de mí cuando quisieron convencerme que el acto que iba a cometer sería bien recibido por el pueblo, que ahora ofrece caballos para que me descuarticen".
Su madre fue expulsada por el alguacil de su casa en Angulema. Durante algún tiempo a los pelirrojos les llamaban despectivamente en Francia Ravaillacs.

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