jueves, 21 de mayo de 2015

40 º Aniversario del estreno de TIBURÓN.

EL FILME INAUGURÓ EL CONCEPTO DE TAQUILLAZO VERANIEGO CON SU ESTRENO EN CIENTOS DE SALAS Y UNA PUBLICIDAD MASIVA EN TELEVISIÓN.

En realidad, nunca creí que hablaría de esta película, a pesar de estar rodada por Spielberg. En primer lugar, porque los escualos no se comportan así, y ahora lo sabemos.
El propio Spielberg asistió al estreno el 26 de marzo de 1975 en el Medallion Teather de Dallas. Estaba dopado con Valium, y miraba ora a la pantalla, ora al público. Se inquietó un poco tras la escena en que el escualo devorador de hombres se comía a un niño tumbado en una colchoneta de playa. Un espectador había abandonado su butaca y vomitado en la alfombra del vestíbulo. Pero luego regresó a su asiento. Así que Spielberg supo que había rodado una adaptación de una mezcla de película de aventuras y terror mas que correcta. Acojonaba pero no repugnaba.
Había llegado una nueva revolución en la manera en que se veía cine. Antes una película llegaba a unas pocas pantallas y se mantenía alí semana tras semana. TIBURÓN se estrenó durante unos pocos días en cientos de cines.
Spielberg demostró que si la idea era buena, y adaptar la novela del escritor Peter Benchley lo era, no hacían falta grandes nombres de los estudios para que la cinta funcionara. El primer reparto lo componían Charlton Heston, Jeff Bridges y Sterling Hayden, pero este genio judío de 22 años, Spielberg, les dio los papeles a Richard Dreyfuss, Roy Scheider y Robert Shaw.
Los críticos actuales dicen que la película es el típico producto de la época post- Watergate. Robert Shaw representa a un rudo cazador de escualos, de esos que desayunan batidos de testosterona reconcentrada y se ponen la pilila por montera, Scheider es un tranquilo policía padre de familia, preocupado por las consecuencias que el escualo pueda tener en la prosperidad de su comunidad y Dreyffus es un ictiólogo intelectual judío, posiblemente de izquierdas. El malo, aparte del escualo, que no puede elegir bando - porque para eso sólo es un escualo-, es el alcalde, un gilipollas perfecto, de esos que se miran en el espejo y piensan haber encontrado la persona que quieren escuchar el resto de sus vidas, quieran los demás lo mismo o no.
El rodaje sí fue una auténtica película de terror para Spielberg. Los tres tiburones electrónicos con piel de poleuretano parecían falsos y se estropeaban con frecuencia. Y las autoridades de Marthas Vineyard, en Nueva Inglaterra, como las de Amityville en la cinta, se declararon enemigas del proyecto. Temían que la economía local se resintiese si los asociaban con una película sobre ataques de tiburones.


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