jueves, 21 de enero de 2016

LOS NIÑOS DEL BRASIL (1976), de Franklin J. Schaffner.

Esta cinta es difícil encuadrarla en un género concreto. Como película de ciencia- ficción es muy avanzada a su época. Se habla del tema de la clonación de personas, y esto no sería una realidad con los animales, ni tema de ficción cinematográfica hasta principios de los 90, cuando Ken Follett publica su novela EL TERCER GEMELO.
Como película con elementos de terror sí se ha rodado en el momento exacto. Los niños clónicos se comportan de una manera ambigua, como si estuvieran deseando convertirse en la semilla del diablo, que en el fondo hasta los espectadores desean que sean, pero no se decidieran por nada todavía. Las películas sobre el mal encarnado en niños estaban en boga en 1976. Títulos como ¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO?, LA SEMILLA DEL DIABLO, LOS CHICOS DEL MAÍZ, etc, lo demuestran.
Como película de intriga es bastante tontorrona. Parte de la acción sucede en Sudamérica en un momento en que numerosos golpes de estado estaban acabando con la democracia en esa zona del mundo. Pero en vez de culpar a los tejemanejes de la CIA, a través de su Escuela de las Américas de Panamá City, se culpa a los nazis afincados allí. Como si tuvieran otra intención en la década de los 70 que pasar desapercibidos y no inmiscuirse en nada. No se hubieran andado con tantos paños calientes si se hubiera podido culpar de la intriga a los soviéticos.

La trama:

El doctor Mengele (interpretado por Gregory Peck) ha reunido a lo más granado de la colonia nazi en Paraguay. Entrega a sus colaboradores una lista con 94 nombres de funcionarios de origen alemán y pasado nazi en todo el mundo capitalista, con la orden de que sean liquidados en las fechas indicadas. El plan es que 94 clones de Adolfo Hitler con un carácter bastante inquietante, todos ellos, tengan una infancia parecida en todos los detalles a la del dictador alemán.
Pero hay una cosa con la que Mengele no ha contado. Liebermann (el inefable Lawrence Olivier), un cazador de criminales de guerra nazi inspirado en Simon Wiesenthal, está tras su pista.

Notas:

Una de las cosas que se echa en falta en el filme es que sean las autoridades de los países huéspedes las que controlen a la colonia nazi. Los ex cabecillas del Tercer Reich se reúnen libremente, matan a quien les parece, y ninguna autoridad local salta a escena. !Increíble!

Los colaboradores se cansan de recibir órdenes absurdas y cancelan los planes de Mengele. Este decide seguir en solitario. ¿Qué va a hacer? ¿Matar por su cuenta a los más de 50 padres de clones que quedan?¿Es que no tiene miedo a la Interpol?

La novela LOS NIÑOS DE BRASIL es de 1974. La adaptación cinematográfica, de 1976. Mengele pudo reírse lo suyo antes de morir ahogado en Copacabana en 1977.

Spoiler: Los perros doberman matan a Mengele por orden de uno de sus clones de 14 años. Los niños parecen que tienen que optar por ser malos o por la pasividad, quizás influenciados por las películas de terror de la época. Pero Liebermann dice que son niños inocentes. Desde luego las ideas políticas y las carencias sociales que les hubieran convertido en máquinas de relojería no existen en 1976. Pero Mengele muere porque cree lo contrario.

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