sábado, 27 de febrero de 2016

Alemania se dispone a procesar varios colaboradores del Holocausto.

Oskar Gröening, contable de Auschwitz -Bikernau.
Hubert Z. era enfermero en el campo de exterminio de Auswitz y miembro de las S.S.. Tiene 95 años y la Fiscalía alemana lo acusa de ser complice de 3.681 muertes, entre ellas la de Anna Frank. El juicio enmpezará el 29 de febrero de 2016.
En septiembre de 1944, una docena de trenes repletos de judíos llegaron a Auschwitz- Bikernau, un campo de exterminio situado a 43 kilometros de Cracovia (Polonia). Entre los pasajeros se encontraba la familia de Anna Frank. Posteriormente, Anna Frank y su hermana fueron seleccionadas para un traslado al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murieron durante una epidemia.
"Ya he pagado por cualquier cosa que pudiera haber hecho", ha declarado Hubert Z., padre de cuatro hijos y viudo. Fue sargento de las Waffen S.S. y sanitario en Auschwitz- Bikernau desde agosto hasta septiembre de 1944. Fue condenado en 1948 por un tribunal polaco por su pertenencia a las S.S. "Ya he pagado", dijo a la prensa cuando fue excarcelado, poco antes de trasladarse a Neobrandenburgo donde trabajó como agricultor.
Cuando la Fiscalía alemana decidio juzgarle por segunda vez se volvió ilocalizable. Dejó de responder a los periodistas. Según el periódico Sudeüstsche al principio negaba saber qué sucedía con las personas a las que realizaba reconocimientos médicos ritunarios, pero después admitió conocer que en Auschwitz se mataba a las personas en masa.
Su abogado Peter- Michael Diestel asegura que su cliente en inimputable porque ya cuplió pena por los mismos cargos en Polonia y porque el degenero cognitivo y el cuadro depresivo hacen que sea poco probable que logre soportar la presión de un segundo proceso judicial.
La Fiscalía dice que Hubert Z. y otros perpetradores residuales son imputables, aunque no apretaran nunca el gatillo o abrieran las espitas de las cámaras de gas. "En ese campo fueron asesinadas 1.100.000 personas, de las que 1.000.000 eran judías" recuerda el historiador Lawrence Rees, colaborador de la cadena BBc y autor del libro AUSCHWITZ: LOS NAZIS Y LA SOLUCIÓN FINAL. Los guardias arrancaban los dientes de oro de las dentaduras de los cadáveres para fundirlos. Nada debía desperdiciarse. Ni siquiera el pelo de los internos, que se utilizaba para revestir algunas de las piezas de la maquinaria de los submarinos. Los S.S examinaban todo, incluso la ropa interior de los prisioneros en busca de joyas y dinero.
Este juicio ha sido posible tras el procesamiento de otros dos colaboradores de la maquinaria del sistema de campos nazis: John Demjanjuk, guardián en el campo de Sobibor y posiblemente el criminal de guerra conocido como Iván el Terrible, condenado a cinco años de prisión y muerto antes de ingresar en ella; y Oskar Gröning, el contable de Auschwitz- Bikernau.
"Oskar dijo en el juicio que él solo llevaba las cuentas; pero el sistema da campos sólo era eficaz si cada uno de sus miembros, alistados en él voluntariamente, realizaban su labor", afirmó el juez Franz Kompitsch.
"Todavía queremos juzgar a otros colaboradores como Reinhold H., de 93 años, guardia que colaboró en la muerte de 110.000 personas; y una mujer de 91 años, vecina de Kiel, complice en el asesinato de 200.000 personas".

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