martes, 8 de marzo de 2016

El ministerio del Tiempo. Napoleón visita España.

A veces los imprevistos suceden. La abadesa del Monasterio de Santa Clara, de Tordesillas, no ha podido resistir la impresión al recibir la noticia de la visita de Napoleón Bonaparte y ha muerto de un infarto. La tendrá que sustituir Angustias, la secretaria del Ministerio y, conseguir así, que Napoleón no mate a dos soldados regulares españoles y al capellán del monasterio, uno de ellos antepasado del presidente Alfonso Suarez.

Un poco de Historia:

Francia invadió España porque  ésta no tenía fuerzas militares de calidad que sirviesen para apoyar su política antibritánica, tras el descalabro naval de Trafalgar en 1805. Los empresarios textiles franceses querían la lana de nuestras ovejas y los contables de guerra de Bonaparte pensaron que sería una buena idea conseguir el oro y la plataa de las Indias para costear las carísimas expediciones militares de Napoleón.
Bonaparte dio luz verde a la idea de invadir la Península viendo las malas relaciones entre Carlos IV y el Príncipe de Asturias, Fernando, tras el motín de Aranjuez. El objetivo es que España y Portugal no comerciasen con Inglaterra, y para justificar la entrada de tropas en suelo español, se había engolosinado a Godoy, el primer ministro depuesto tras el Motín de marzo de 1808 en Aranjuez, con un posible reparto de Portugal, del que le correspondería la tercera parte como feudo personal.
Cuando las tropas francesas se encontraron con una derrota en campo abierto - la primera - al intentar invadir Andalucía (batalla de Bailén), Napoleón comprendió que 12.000 hombres no bastarían para someter a los españoles. Entró en Francia para entrevistarse con su hermano José, puesto a la fuerza en el trono español, y para solventar la situación. Organizó las tropas que trajo para que persiguieran al general británico Moore por León y Galicia, hasta la Coruña. Comprobó la resistencia hacia las guarniciones francesas en Valencia, Zaragoza y Cataluña, donde dirigió algunas escaramuzas.
Probablemente el destino de los españoles hubiera sido diferente si en lugar de traer más tropas y generales como Soult y Victor, hubiese tomado el mando de las operaciones militares. Pero asuntos más espinosos, como un levantamiento en Austria y algunas intrigas cortesanas parisinas lo obligaron a abandonar la Península el 4 de febrero de 1809.

En cuanto a la entrevista con la abadesa de Tordesillas fue Napoleón el que la invitó a cenar con él. La anciana tenía 75 años y hacía 60 que no salía de la clausura. Napoleón la invitó a tomar café, cosa que la anciana María Manuela Roscón, tomaba por primera vez y le preguntó quién había construído el castillo. Ella contestó que Pedro I el Justiciero. Napoleón convino que era el rey español que más admiraba. Bonaparte le preguntó si de joven era guapa, a lo que Maria Manuela contestó que no lo sabía porque en clausura no había espejos.
La abadesa se interesó por las medallas que lucía el emperador francés y él se entretuvo contándole lo que significaba cada una de ellas. Le preguntó Bonaparte a la anciana priora si estaba enterrada en Tordesillas Juana la Loca, a lo que la mujerica contestó que no lo sabía puesto que solo leía devocionarios. Otorgándole un favor imperial por una velada tan agradable, María Manuela Roscón pidio la conmutación del fusilamiento de los tres prisioneros, cosa que fue concedida por Bonaparte.

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