martes, 21 de marzo de 2017

"El doctor Livingstone, supongo"

Noviembre de 1871. El ascari negro lustra las botas del sahib blanco Henry Monton Stanley. Cuando termina, Stanley se levanta, hace una seña a los porteadores y el grupo se encamina a la remota aldea de Ujiji. Los rumores son ciertos. No solo hay un hombre blanco en el lugar sino que se trata del misionero y explorador escocés David Livingstone.
"The Dr. Livingstone I presume" dice Stanley cuando se encuentra delante de ese mito viviente de la Inglaterra victoriana. "El doctor Livingstone, supongo". En realidad la frase es apócrifa. Los dos blancos estaban solos entre un mar de étnias negras en muchas millas a la redonda, y seguramente ya tenían noticias uno del otro. Stanley noveló el encuentro en uno de sus artículos para el editor Bennett, del New York Herald, para magnificar el encuentro. Según esta versión se trata de dos caballeros que no pierden la flema británica a pesar del calor, las moscas, el polvo, las fieras y el latrocinio o los malentendidos por parte de los nativos.
Los dos blancos anglosajones exploraron juntos los alrededores del lago Tanganika, a pesar de que Livingstone estaba enfermo y muchos tramos necesitaba ser llevado en unas parihuelas. De vuelta a Europa - aunque Livingstone era estadounidense- nadie creyó que realmente hubiera hallado al explorador y misionero escocés. Fue el último blanco que lo vio con vida.

Noticia:

El investigador británico Tim Veal ha publicado STANLEY: THE IMPOSSIBLE LIFE DE AFRICA´S GREATHER EXPLORER, donde nos muestra las paradojas de un tipo que lo mismo colaboraba con los agentes de Leopoldo II en el Congo que era amigo de un misionero anti esclavista como Livingstone.

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