sábado, 11 de marzo de 2017

El San José, uno de los últimos galeones de la Flota de Indias.

El San José se terminó de construir en 1698 y fue uno de los últimos grandes galeones españoles.El 8 de junio de 1708 fue hundido en la batalla naval de Batú, cerca de Cartagena de Indias.

El San José tenía órdenes de alcanzar la costa de Cartagena de Indias, hacer acopio de provisiones y, desde Colombia, poner rumbo a La Habana, en Cuba. Luego cruzaría el Atlántico hasta Cádiz.
El capitán general de la flota era Don José Fernandez de Santillán. Era la primera vez que comandaba el tornaviaje de una Flota de Indias y no las tenía todas consigo. Había oído que buques de corso holandeses e ingleses patrullaban las costas del Caribe, esperando hacerse con una parte de la carga de los mercantes.
España era una potencia rica, pero estaba en bancarrota, y para soportar la presión fiscal, debía recurrir a la plata, el oro y las esmeraldas que les enviasen las élites criollas desde los virreinatos. Todo se disipaba en una carísima política experior.
Cada flota de Indias iba encabezada por dos galeones reales fuertemente armados, una capitana con el capitán general de la Flota, y una almiranta, con su segundo al mando. A principios del siglo XVII, una Flota de Indias podía contar con más de 50 barcos, pero a principios del siglo XVIII solo reunían cada varios años poco más de 20.
La excusa para intercambiar mercancias valiosas por bastimentos de España se hacía con motivo de la feria de Cartagena de Indias, pero en 1708, hacía 12 años que no se celebraba una, por temor a atraer una flota de guerra extranjera.
Santillán partió de Portobelo y se dirigió a Cartagena de Indias, pero entre la costa y él se interpusieron la flotilla de guerra del capitán Charles Wage, de cuatro buques en total. Santillán ordenó avanzar a toda vela hacia Cartagena, pero el viento roló y tuvo que dar media vuelta para aceptar el combate. La historiadora Carla Phillips, de la Universidad de Minnesota, dice que si esa Flota fue interceptada fue por la decisión de Santillán de echar el ancla y ponerse al pairo 80 millas al suroeste para que pudiesen acercarse los barcos más lentos del convoy.
Un mercader embarcado en uno de los buques de escolta habla de andanadas casi simultáneas, llamas en el San José, seguramente alcanzado en la santabárbara, y mástiles que caían sobre la cubierta. Casi toda la tripulación murió.
Uno de los oficiales de los barcos españoles cuenta: "Cuando el humo se dispersó, busqué a la capitana donde debía haberse encontrado. Pero no ví mas que los faroles de los buques enemigos".

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