miércoles, 8 de marzo de 2017

Investigación. En busca de unos documentos nazis.

Las galerías inexploradas de un búnker de Brandemburgo esconden importantes documentos y pruebas del poder bélico de los nazis. Lo asegura un polémico historiador alemán que se ha adentrado en él.

Adaptación de un artículo de Frank Thadeusz para Der Spiegel.

Pocos días antes del fin de la contienda un enorme estruendo sacude Geshagen, en Brandemburgo. Cabría pensar que la explosión la habría causado las unidades del Ejército Rojo que avanzan por la capital hasta la Cancillería. Pero en realidad la explosión es la última orden por parte del Reich a un comando de zapadores de las S.S.
Desde 1938, las autoridades habían decidido convertir Geshagen en un centro de producción de armamento. Daimler-Benz había decidido levantar una enorme planta de fabricación de motores de avión en esta población, cerca de Ludwigsfelden. Cuadrillas de trabajadores excavaron un búnker para que se refugiaran las mujeres empleadas de un eventual ataque aéreo.
El comando de zapadores voló los cinco accesos al búnker en abril de 1945. Las instalaciones sólo habían servido, oficialmente, para que las trabajadoras preparasen el almuerzo y tomasen un café. ¿Por qué trasladar una unidad especializada para destruir ese lugar. ¿Es que hubo algo más?
El historiador Rainer Karls ha sobrevivido a un fiasco como el de afirmar publicamente que los físicos nazis llegaron a construir dos bombas atómicas. Ahora dice que los planos y la documentación de novedosas armas que Hitler no autorizó podrían estar en un archivo oculto en esos túneles. Al fin y al cabo, no existían planos originales en los archivos de Daimler-Benz de unas instalaciones civiles. Los túneles aprecieron en la década de los cincuenta cuando se excavó en la zona para extraer grava para las carreteras.
Karlsch llamó a unos expertos en mediciones geomagnéticas de Leipzig en 2011. Resultó que las dependencias el Búnker estaban demasiado ramificadas. La exploración subterráneo se complico por la precariedad del entibado de las paredes, deteriorado por la humedad y los años. Además sorprende que un búnker civil esté construído con piezas de hormigón prefabricado, unos materiales muy novedosos y punteros para 1938.
Durante la exploración de los túneles que sí se ha realizado se han encontrado los soportes de catres para dormir, botellas de vino, botes de medicina... y puertas de acero arrancadas de sus goznes.
Según declaraciones de testigos, en abril de 1945 llegaron al complejo industrial camiones cargados de algo muy sospechoso. Un vigilante de la garita de acceso afirmó haber dejado entrar a un grupo de hombres de las S.S. que no dieron demasiadas explicaciones del motivo de su visita.

Antes del fin de la guerra, durante el útimo año, Daimler-Benz había empezado a montar los prototipos de los aviones Messermitcht 262, el primer caza a reacción fabricado en serie. Hitler consideraba estos aviones una de las "armas milagrosas" que salvarían Alemania del avance de los aliados.
Karlsch niega que la documentación oculta presuntamente en el búnker fueran los planos de los prototipos, ya que la maquinaria dedicada a producirlos fue desmontada y enviada al sur, que los planos no eran confidenciales, y a que muchos tecnicos aeronaúticos explicaron los secretos de la nueva tecnología en plena operación Paperclik.
Sí se sospecha que fueran planos procedentes de Hakerburg, unos laboratorios de investigación militar dirigidos por Wilhelm Ohnesorge, el Ministro de Correos del Tercer Reich. Este los había levantado con el regalo de bodas con motivo de su matrimonio hecho por Hitler: 250.000 marcos. Ohnesorge fabricó las primeras gafas infrarrojas de visión nocturna y un dispositivo de defensa antiaérea dirigido por cámaras a control remoto. Hitler nunca hizo caso de este brillante personaje, que podría haberle dado la vuelta a la guerra. "Estaría bueno que mi guerra me la tuviera que ganar el ministro de Correos", decía a sus allegados.
Ohnesorge no se sentó en el banquillo de los acusados de Nüremberg debido a que ninguna de sus armas se uso en el campo de batalla. Su jefe, el arquitecto Albert Speer, sí tuvo que hacerlo por el asunto de las Bombas V 1 y V 2. Salíó absuelto.
Ohnesorge murió en 1962 tras patentar muchos de sus planos e inventos sin que las nuevas autoridades le molestaran por sus veleidades políticas.


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