Durante décadas estos ingenios dominaron los cielos, hasta que, en 1937, el incendio del gigantesco Hindemburg puso fin al sueño de una época.
El Himderburg era el último de una serie de dirigibles construidos en las fábricas de Ferninand von Zeppelin (1838-1917). Los zeppelines medían tres veces más que el avión de pasajeros Jumbo más grande entre los actuales. El primero despegó de un hangar flotante en el lago Constanza (Alemania) y aterrizó a treinta kilómetros del lugar el 2 de julio de 1900. Este primer aparato voló durante 17 minutos. Medía 128 metros de largo y 11 de diámetro.
Esto culminaba los experimentos de Von Zeppelin, que había sido destinado por el Gobierno alemán como asesor militar a los Estados Unidos en 1863, durante la Guerra de Secesión. Allí había observado las ascensiones de los observadores militares en globos cautivos.
Entre 1902 y 1914 se construyeron unos 160 dirigibles. En 1908, uno de ellos, el LZ-4, capaz de responder a las expectativas de los técnicos. volaba durante 12 horas sin repostas, iba a donde el piloto quería y alcanzaba una velocidad de unos 150 kilómetros por hora. En 1910 empezó a volar el siguiente modelo, el LZ-5 que realizó 1588 vuelos en los que transportó a 34.228 pasajeros, sin un solo accidente que lamentar. En 1925 las líneas aéreas alemanas mantenían abiertas 25 líneas comerciales servidas con dirigibles, mientras los británicos sólo habían abierto 6. La ventaja de los dirigibles frente a los aviones convencionales era su gran autonomía de vuelo,que para entonces era de 6000 kilómetros. El problema frente a los aviones a motor era su lentitud.
La Primera Guerra Mundial sirvió de acicate para desarrollar la incipiente aeronaútica. Si en 1914 había 5.000 aviones en todo el mundo, para 1918 había unos 200.000. Los alemanes los utilizaron para bombardear ciudades y para la lucha contra los submarinos. El inconveniente es que no tenían mucha defensa contra los cazas triplanos. El británico Albert Ball se hizo famoso por derribar los globos de observación alemanes alimentados de hidrógeno en el Frente Occidental.
Tras la muerte de Von Zeppelin en 1917, los trabajos de diseño aeronáutico corrieron a cargo de Eckener. Este también pilotaba los prototipos en viajes de exploración como un vuelo sobre el Ártico en 1931 y un viaje promocional de vuelta al mundo con el GRAF ZEPPELIN en 1929..
Eckener estaba harto de las noticias sobre los dirigibles británicos, que se incendiaban durante las rutas largas. Apostó como precaución por sustituir el inestable hidrógeno por el helio, un gas más ligero que el aire, pero más escaso en la Naturaleza.
En 1937 fue una fuga de helio en el globo y una tormenta eléctrica los que hicieron arder el Hindemburg en el aeródromo de Lakehurst, Nueva Jersey. Los alemanes pidieron a los Estados Unidos helio, pero Hitler ya había iniciado su política expansionista, y los estadounidenses no querían exportar nada a Alemania que pudiera desestabilizar la situación política internacional. Fue el final de la edad de los dirigibles.
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