Lo llamaban el "cuatro manos" por su habilidad con la espada y también el "Rey Ibérico", pues ejercía el poder de Finisterre a Barcelona. Fue el monarca más importante del siglo XI, el primero que unió bajo su corona a los reinos cristianos.
En el siglo X, los musulmanes dominan la mayor parte de la Península Ibérica. Es la etapa del Califato de Córdoba, y las élites moras gozan de refinados lujos como la poesía bereber o las mejores telas, mientras los rudos reinos francos del norte tienen que conformarse con que la aceifa primaveral en busca de botín no sea en la región.
Hacia 990 nace el infante Sancho Garcés III, llamado a convertir el reino de Pamplona en la potencia cristiana de la Península Ibérica. Es el nexo de unión entre unos principados débiles que rezan para que Abú Amir Almanzor pase de largo con su ejército y los que lanzan la ofensiva más poderosa de lo que los historiadores del siglo XIX dieron en llamar Reconquista. Sancho accede al trono navarro en 1004 con 14 o 15 años. Por entonces el reino de Navarra había extendido su poder por tierras de La Rioja. Al sur del Ebro estaba la taifa musulmana de Zaragoza, con quienes los reyes pamploneses habían tenido relaciones de dependencia y colaboración.
Sancho III prepara una política de acercamiento a León y de apoyo al incipiente condado de Castilla. Para asegurar sus lazos con los condes castellanos, se casa con Munia, hija del conde Sancho García hacia 1010. Su atención se dirige luego a los condados pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, bajo esfera musulmana, y que, tras su intervención,quedan sometidos a vasallaje con Navarra.
Sancho III Garcés contacta con los condados catalanes. Es una época extraña este siglo X, donde en ocasiones tus vasallos son más fuertes militarmente que tú.
Después hay un periodo de luchas internas en Castilla tras el asesinato del infante García, pero Sancho III hace valer sus derechos dinásticos por su boda y zanja las disputas por la sucesión al trono. Después extiende su influencia sobre León. Será por poco tiempo. Sancho III morirá en 1035, posiblemente de cansancio. Reparte el reino entre sus cuatro hijos que lo desmembrarán en luchas intestinas estúpidas, pero creando el germen de los reinos españoles medievales que conocemos hoy.
El reinado de este prodigioso rey impulso el contacto cultural entre los diferentes reinos españoles, los puso en contacto con otros reinos europeos, y dio el impulso definitivo a la primera etapa de la llamada Reconquista que concluyó con la toma de Toledo por Alfonso VIII en 1085, la defensa de Valencia por el Cid en 1099 y la crisis de la destitución de Al Mutamid, sultán de Sevilla, por los mercenarios almorávides, más rigoristas.
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