martes, 3 de octubre de 2017

El Ministerio del Tiempo y el Papa Luna.

El episodio de ayer resultó ser demasiado rico en referencias históricas. Se nos habló del Cisma de la Iglesia Católica, en plena decadencia del feudalismo; se nos mostró a un valiente Adolfo Suárez ofrecer en 1970 el Ministerio a Salvador; vimos a los últimos templarios españoles; e incluso hubo referencias a Fernando VII.
Así que por hacer un material bueno de esta entrada, he optado por hablar de disputas eclesiásticas durante el Medioevo.


La Edad Media es la época de la Guerra de las Investiduras. Los señores de la guerra discuten con los clérigos qué poder debe prevalecer. El temporal, de los señores feudales, o el eclesiástico. Quien tiene la última y decisiva palabra: los guerreros, que defienden a todos - cuando les da por ello - o los monjes, que rezan por todos. Al final, los que tuvieron en el siglo XIV la última y definitiva palabra fueron los habitantes de la ciudades.

En 1077, el emperador del Sacro Imperio Germánico, Enrique IV toma una serie de decisiones que ofenden al Papa Gregorio VII. Este lo excomulga. Enrique IV sabe que debe reconciliarse con el Santo Padre si quiere tener un poder legítimo sobre sus vasallos y acude a Canossa, tras cruzar los Alpes con ropas de penitente, descalzo, para implorar el perdón y la revocación de la excomunión. El Papa le hace rezar en camisa en pleno invierno delante de su tienda.

En 1305, Felipe IV el Hermoso, rey de Francia arresta al Papa Bonifacio VIII y presiona a su sucesor para que condene a los templarios. Obedecer al Papa va dejando de ser importante, para una nobleza cada vez menos guerrera y sí más cortesana.

Cuando el Papa Benedicto XIII llega a la Silla de San Pedro, a los reyes de Europa está empezando a incomodarles que haya tres Papas en Europa. Se le pide a Juan XXII que deje la Silla de Avignon, y como se niega, es arrestado. Gregorio XII reconoce que la Cristiandad Tricéfala es una aberración y renuncia. El Papa Luna asegura que ha sido elegido en un Cónclave legítimo por 20 de los 21 votos, y que es el Papa legítimo.

Fernando I, rey de Aragón, lo acoge. Está agradecido por el papel que ha tenido en el Compromiso de Caspe de 1412. Escocia, Castilla y Aragón siguen considerando al Papa Luna su pastor. Pero no Navarra.

Tras varias reuniones para hacerle desistir, Benedicto XIII se mantiene "en sus trece". Él es el Papa legítimo. Quizá por achaques de la edad, algo contra lo que poco tenían que hacer Vicente Ferrer y Fernando I, se mantuvo como Papa en Peñíscola, olvidado e ignorado. Excomulgado él mismo. Murió a la extremadamente rara en la época edad de 94 años. Le sucede como Pontífice Martín V, que renuncia a la Silla de San Pedro, con lo que se da por concluído el Cisma de Avignon. En 1415 se rebelan en el este de Europa los husitas. Dicen que la Iglesia vive en el lujo y que hay que recuperar los valores del cristianismo primitivo. La reforma de Lutero y el malestar con Roma están en el horizonte. Pero esa es otra historia.

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